martes, 13 de febrero de 2024

La sociedad de la nieve

Ganadora reciente de 12 premios Goya (2024); actual competidora a mejor película extranjera en los premios Oscar 2024. La dirige, y coescribe el guion, el español Juan Antonio Bayona. Es una película que se ve muy real, de tremenda factura técnica, coproducida por Netflix, dramatizando un gran hecho histórico de 1972 sobre un equipo de rugby del Uruguay que en su viaje hacia Chile cayeron en la Cordillera de los Andes y tuvieron que comer de los cuerpos muertos de sus compañeros para poder sobrevivir. Estuvieron incomunicados por más de 2 meses y se creía todos estaban muertos, aparte de desconocerse su paradero exacto. Unos sobrevivientes lograron una hazaña de alpinismo al cruzar la Cordillera, tras el accidente aéreo, que mató a varios pasajeros y a los 5 tripulantes de las fuerzas armadas, y el posterior enfrentamiento con el clima, el hambre, las heridas y las avalanchas a la vera de la naturaleza de la poderosa cordillera de los Andes. Dos personas en particular fueron trascendentales en la sobrevivencia del grupo, si bien fue un trabajo de equipo. Fueron Roberto Canessa (Matías Recalt) y Nando Parrado (Agustín Pardella), quienes apenas estaban alrededor de los 20 años de edad. El realismo que crea el equipo de producción de Bayona es impresionante, todo es impactante y muy visceral, sin proponer sensacionalismo, pero si tal cual percibir ésta vivencia extraordinaria en toda su gama, donde practicar el canibalismo era la única salida para poder vivir y ese trance a aceptar hacerlo se vive tan determinante en el filme. Ese paso que no solo representaba un esfuerzo del tipo de alimento que era para comerlo, al pensarlo, sino como aspecto o debate ético y hasta, o después, religioso, desde gente quien era intachable. No obstante el filme de Bayona propone una mirada alejada del catolicismo que profesaban los integrantes de ese vuelo, arguyéndose en conversaciones un apego a lo más terrenal y palpable, proponiendo una fe en la misma humanidad, amparada en la misma gente, en sus recursos intelectuales, saberes y sensibilidades, en tener los pies puestos en la tierra y buscar soluciones por ellos mismos, incluso desestimando que los vengan a rescatar, aunque estaban llenos de figuras católicas en sus vestimentas. Es una película que empieza narrando preguntas que se supone responderá lo que veremos, como enfrentarse al mundo por uno mismo, no solo de manera existencial, como complemento; o por lo más marcado, lo más terrenal, sino incluso se puede entender económicamente o desde el cine social. Se siente en ello un humanismo hacia el prójimo y al mismo tiempo proclama el anhelo de autosuperación. El filme hace ver cuan difícil era dar el paso de comer carne humana, pero era un paso indispensable para lograr sobrevivir, aun cuando Nurma Turcatti (Enzo Vogrincic), un eje importante, no quería hacerlo (aunque lo llegó a hacer). No obstante ayudó en todo y proporcionó un estado de ánimo general, un estado positivo al grupo, como de unidad y compañerismo casi de hermanos, de gente que se ama altruistamente, tal como anuncia el título, de una sociedad en que todos se ayudan mutuamente, en que todos juntos salen adelante, apoyados en las distintas propias habilidades, como aquel que arregla la radio o aquel que sabe de electricidad, o de medicina, o se halla en mejores condiciones físicas. Es un filme en el que se vive mucha tensión y a la misma vez mucha fe en la humanidad. Se siente un estado de lucha más que de melodrama, de enfrentar la adversidad, aunque había lógicos bajones anímicos, pero no pasaba mucho y volvían a la carga, a no dejarse rendir. El presente suceso es un canto de éxito, hasta conseguir lo extraordinario, desde gente real. Cada momento, cada pensamiento, toma peso humano, que implica trascender como persona, desde la esencia humana, enfrentar la muerte, que la invoca la poderosa naturaleza; así mismo enfrentar la falta de recursos. Se trasmiten muchas emociones, visualmente. Hay mucha sensibilidad en el ambiente, Bayona logra mucha empatía con su versión.