Fright (1971)
Ésta película del británico Peter Collinson es una obra antecesora de la popularidad del slasher de fines de los 70s, como que puso ciertos cimientos que luego se han repetido mucho que uno al ver éste filme reconoce montón de lugares comunes del género. Tiene momentos que parecen de culto instantáneo como cuando el maniático coge un pedazo gigante de vidrio y amenaza a la niñera protagonista con esto, observándose su cara embrutecida bajo la luz del reflejo. Susan George como Amanda, la niñera, anda en estado de pánico en casi toda la película, grita y llora como tremenda scream queen, pero aquí sufre lo peor de lo peor frente a ese loco que antes ha intentado matar a su ex esposa y a su hija pequeña y ha regresado tras los pasos de su ex de la que está obsesionado. Ellos, la ex y su nueva pareja, salen y dejan a la niñera cuidando a una niña pequeña. De repente alguien merodea, típico del slasher. Luego todo empieza a ponerse feo. Llega un gran momento cuando Amanda se percata que ese hombre que tiene dentro de su casa ahora, no es realmente alguien amable que quiere ayudarla sino un demente, esto sucede frente a uno de los grandes usos de los reflejos de parte de Collinson -de cara a un reloj clásico de péndulo- que los maneja como los mejores, de gran manera, puede que inspirado en la mítica película británica El sirviente (1963). Una vez que todo explota y llega la policía británica -la que luce que no tiene nada de paciencia con cosas como ésta- se vuelve un filme especialmente intenso, uno que no guarda contención ni teme romper límites, cayendo incluso en lo histérico, pero que resulta bueno, con un psicópata suelto que no parece temblar en querer matar a un niño y hasta su propia hija. El filme se vuelve de espíritu caótico, propio del momento que presenciamos, tenemos a un loco total, amenazante, suelto en plaza. Es una solvente recreación de pueblo chico, de merodeo de barrio de suburbio inglés. También es notable como mantiene por largo rato bastante la tensión. Ésta propuesta tiene contundente realismo, todo es muy identificable, y eso lo hace un poco curioso, todo resulta muy lógico, muy bien asumido. Ian Bannen pone tremendas caras como psicópata, maneja una tensión "fea" estéticamente, realista, sólo que de esas bastante fuera de sí, poco habituales en el cine; es histriónico y exagerado como un buen Jack Torrance británico, aunque como un actor menor en una obra de la Hammer, pero que se hace harto jugosa. Tampoco se puede obviar el arte que implica el talento de Peter Collinson (quien murió tan sólo a los 44 años), tal como meternos en un estado psicológico de aspecto literal neblinoso de desequilibrio -habiendo varios en éste derecho thriller psicológico- y salir de ahí con un zoom out que va a parar a la latente tensión de la mirada rústica de la policía británica a través de una ventana rota.
Straight on till morning (1972)