lunes, 27 de octubre de 2025
Night train (Pociag)
El autómata tiene más suerte que quien busca picos de entusiasmo, porque el autómata mira un millón de películas igualitas y se mantiene contento, sigue en lo mismo, de cierta manera es como si le fuera igual, no se le mueve un pelo. El que busca picos de entusiasmo busca películas que lo muevan, no quiere ripio, no quiere banalidad, es quien quiere ver siempre algo espectacular, algo especial, algo original, novedoso, algo realmente bueno. El autómata acumula millones de lo mismo. El que busca picos de entusiasmo piensa mucho que ver antes. Busca la gloria. Se toma su tiempo, disfruta el momento, le saca el jugo a cada experiencia, el IGB. El autómata es el cinéfilo eterno, el que no pide mucho, el que se conforma. El que busca picos de entusiasmo es el cinéfilo apasionado que un día puede decir adiós. Muchas veces pensar en películas pasadas quita magia a las presentes que estamos viendo, porque parece que todo fuera imitación, y la copia siempre es la copia, tiene siempre mucho menor valor. El filme presente es original, puedes ver a Hitchcock pero aquí como que le saca la vuelta. Es bueno verlo como un thriller porque eso te engancha, pero en realidad son cosas cotidianas la que veremos, es realismo común lo que vemos, desde un cine clásico, elegante, inteligente. Hay es cierto un asesino en el tren (tras un sugerente asesinato matrimonial, que tiene que ver mucho con el drama familiar y la libertad de pareja que presenciamos de manera muy dinámica, relajada y cautivante), lugar donde se contextualiza el filme, pero el tratamiento es totalmente otro al de una película de acción o suspenso. El filme maneja muy astutamente el misterio, sobre dos personas que suben al tren. Un hombre de lentes de sol que busca desesperadamente un compartimento doble en el transporte. No trae documentos. No pudo comprar el boleto afuera. Parece que escapa de algo. No oímos mucho su nombre pero dice llamarse Jerzy (Leon Niemczyk). La otra persona es una rubia muy hermosa. Lleva falda larga y tacos altos. Se llama Marta (Lucyna Winnicka). Ella anda llorando todo el tiempo, pero se nota que tiene carácter aun así. Le cambió el boleto a otro pasajero y no pasó el chequeo. Parece también que se esconde de algo o alguien. Ambos terminan juntos, en el mismo compartimento del tren. El filme tiene un aire fresco, levemente cómico, con la gente que va en el transporte. Son todos como vecinos curiosos. Muchas de las tomas son con gente que está literal muy pegada entre sí, o que van saliendo con el zoom out puesto muy sutil. Hay una sensación de aglomeración, de poco espacio. En el tren va incluso una peregrinación católica. Puede que hasta un sobreviviente judío. El filme es en mucho sobre relaciones afectivas, sobre romance, buscar al verdadero ser amado. Hay una mujer bella, también, que pretende ser infiel (Teresa Szmigielówna), que está buscando amante. Está casada con un abogado robusto que está muy pendiente de su intelecto, de sí mismo, cuando ella pretende más acción, más aventura, menos narcisismo. El filme va de difícil en hallar o sentirse realizado con alguien. No obstante hasta la boletera o la guardiana tiene su momento romántico. El filme tiene una gran escena de persecución, muy dramática, donde se incluye hasta un cementerio popular. Ésta propuesta tiene sus ratos irónicos, es una historia en mucho de derrota. Es también ansiar aventura romántica, que cotidianidad aburrida. De esto que tener un asesino en el tren sea todo un espectáculo, un circo, una aventura que todos quieren tener curiosamente, más que algo que temer o no querer que pase. Es claramente una ironía, como quien apuesta por la/el amante, que por la esposa/o. El filme es sobre lo común y corriente pero está tratado con cierta novedad, como cuando un joven persigue terco a una mujer columpiándose por fuera del tren a riesgo de lanzarse o caer. Hay un flirteo entre Marta y Jerzy que está muy bien. Ambos son muy seguros de sí y eso lo hace interesante. Hay atracción en el ambiente pero el misterio domina, los tiene ensimismados. Marta es coqueta, pero nunca fácil. Jerzy es algo sobrado. La gente está expectante de que algo pase en el tren. El filme cumple, a su manera, se apoya del periódico, como si fuera algo superficial, y así se trata al homicidio, sin grandilocuencia. Más es el deseo de participación del asunto de la gente común y corriente, como si todos quisieran heroísmo en sus vidas, y asome algo más vulgar al intentarlo. Incluso el abogado improvisa un discurso donde discute que matar puede ser menos de lo que en realidad es, como quien hace alusión a esa ironía que tenía también Hitchcock en sus películas. Las tomas del tren en sí mismo también son bastante buenas. Se siente que no sólo el transporte es un mero adorno o un lugar exótico para contar una historia. En sí es una película bastante curiosa, de las que te sorprenden sin alardes, lo que ves es lo que es, dándote sustancia, qué pensar. Te muestra con sutileza, pero sin dificultad, con delicadeza. Maneja la explosividad del hombre ordinario, no del tipo violento por costumbre. Ésta película es hacer de lo común algo extraordinario. La aventura del hombre promedio. No por nada es un tren que va a la playa, es un tren para tomar vacaciones, esperar lo excepcional, salir de la rutina. La lectura es de un universo donde amar es complicado para todos. Todos quieren que los amen (o los idolatren), no se ponen a pensar que (quizá) es otra la idea, según el filme. Es que tú muestres amor, que tú ames, antes que todo. Como quien dice que lo otro vendrá sólo o un causa-efecto fijo, aunque la vida suele ser más perspicaz o más rata que esto, como un guionista que siempre quiere ser más vivo que todos. Como decía el Nicolas Cage de El ladrón de Orquídeas. Yo soy lo que amo, no lo que me ama. Pero el filme se escapa de un lado y de otro. Vemos mucha desilusión, aunque hay también de la justa. Muy bien escenificado cuando el novio ve al hombre salir por la ventana del cuarto de la amada. Escena con mucha arte, cine puro, a la vena, que capta en pleno muchas ideas y emociones. Un poco de comprensión de un panorama, un poco heroico, un poco ruin, distintas perspectivas. Trasgredir está ahí y es cierto, depende de uno. Aquella mirada solitaria y melancólica rumbo a la playa, donde tampoco faltará pretendiente. La habitación que se descubre nido alegre de amor cuando ya todos se fueron. La mujer inquieta de amante soltando un quizá, quizá, quizá..., como el célebre bolero, y así. La mujer que feliz recibe a su marido, quien no sabe y ha podido perderlo. Éste es tremendo filme, del polaco Jerzy Kawalerowicz, porque esperas un thriller, que algo hay, y finalmente es otra cosa, de la que no esperas mucho, y da cátedra.