martes, 30 de septiembre de 2025

Una película de miedo


El brasileño Sergio Oksman quien vive y enseña cine desde hace muchos años en Madrid hace una película de bajo presupuesto, una película de ficción guionizada por él en solitario, hecha un poco como si fuera un documental, con mucho de su biografía. Oksman actúa de sí mismo, junto con su hijo, Nuno, de 12 años, que hace lo mismo. El pretexto, para intelectualizar un pensamiento (leitmotiv) y un cúmulo de sentimientos, es un viaje padre-hijo a Lisboa, Portugal. Mucho de lo que pasa en pantalla son actividades muy simples, cuando yacen en un hotel que han dicho lo van a remodelar y ahora está cerrado para el público. En el hotel sólo están ellos dos y el dueño, un portugués amigo de Oksman, y la historia de un huésped fantasma que vivió 10 años en el lugar, cuando se creía simplemente de paso. Así se van disparando algunas cosas que ponen el toque de "variedad" pintoresca en ésta sencilla película. Se habla del primer asesino en serie de Portugal y de los primeros de la península ibérica, el gallego Diego Alves (llamado el asesino del Acueducto), del que se conserva/preserva su cabeza embalsamada en un frasco, como estudio/desentrañamiento del mal, y del que se quisieron hacer películas/escenas durante el inicio del cine en el país donde se le ejecutó (Portugal), habiendo la particularidad de que en el segundo intento de filmar un relato suyo sólo se cambió la ubicación de la cámara, por el frente en lugar de por detrás, compartiendo casi la misma puesta en escena pero desde otro ángulo, lo que suena a una variación minúscula, pero que se oye curioso (no solemos dar crédito cuanto puede cambiar, cambia, algo con cosas prácticamente imperceptibles). Oímos de varias extravagancias que rodean la vida de éste asesino. Lo conocemos a través de un paseo semejante al de un museo. Por túneles tenebrosos. Muchas de las tomas de ésta propuesta son con la cámara fija, no obstante no se exceden de tiempo, no molestan. Así mismo Oksman habla de su padre (con quien hizo una película), emparentándolo con le genética de los criminales, en cuanto a repetir patrones, como si estuviéramos condenados por un destino a ser igual que nuestros padres. Se dice que esto sucede por al menos cuatro generaciones. Es un filme que se plantea de narrador de cuentos audaz. No llega a tanto, es algo humilde, pero el resultado es más que decente. Es una pequeña obra llamémosle artesanal, aunque profesional en sentido que no hay que pegarla, como espectador, de perdonavidas, en cuanto a que cumpla con lo básico. Se siente un poco como que padre e hijo juegan a hacer cine. El padre lo hace parte de su universo, cosa que es importante como idea de la propuesta porque Oksman quiere mantenerse de cierta manera cerca de su hijo, cuando yace latente la relación distante con su propio padre. Es querer enmendar los errores de su progenitor, no caer en repetir el molde, romper con la estela de un tipo de destino, de ciertos temores, desilusiones y tristezas. Oksman da a entender que quiere mantener la mesura en su existencia, huir de los egos inflados, del narcisismo, del desinterés por los otros, del sólo velar por uno mismo, o de la derrota (claudicar psicológicamente). Es no dejarse arrastrar por la ausencia de compromisos, por el exceso de libertad. También hay en sí un cierto temor a la soledad, es querer evitar mecanizarnos, o a padecer ser olvidados. Oksman "juega" a hacer cine igualmente con amigos, actores y directores de cine. Genera un poco la sensación de estar improvisando, aunque el desnudo de la lluvia revela claramente al espectador que estamos ante una construcción de ficción, a la consolidación de un guion, pero por todo pasa el mensaje de su preocupación. De todas formas, de antemano, ya nos lo había dicho los ángulos de la cámara, la puesta en escena de los momentos, sobre percibir estar dentro de una ficción, aun cuando se le puede haber dicho al niño que simplemente fluya frente a la cámara, que se divierta. Tal lo expresa Nuno mismo, sin sobreactuar, economizando movimientos, evitando el circo. No obstante se nota una construcción, aun en su sencillez. La película narra que el niño no siente miedo con el cine de terror, quien como aventura quiere sentirlo, que aparezca literalmente la gran película de horror con aquel sentimiento. Para eso surge la cinefilia del padre (y el estudio de un conocimiento que se encuentra en movimiento). Una lectura va de la mano con el uso de varios pasajes e ideas de El Resplandor (1980), la desaparición de los afectos o que surja el anunciado arrebato (la fuga), cuando Oksman quiere sentirse realizado/compenetrado afectivamente con su hijo, que lo tenga presente en su crecimiento (dentro de lo ideal), que cuente con él, que venzan cualquier melancolía, como con aquella imagen de lluvia a lo Fight Club (1999). 

lunes, 29 de septiembre de 2025

Bus 174


Éste es el debut de José Padilha, el director de una de las mejores películas de la historia del cine brasileño, Tropa de Élite (2007). El documental lo codirige con Felipe Lacerda. Es una película de cine social. Un muchacho negro de unos 21 años secuestró un ómnibus con 11 rehenes el año 2000. Estuvo plantado en plena calle, del Jardín Botánico, Rio de Janeiro. Lo rodearon los medios de comunicación y lo cercó la policía. El documental de Padilha y Lacerda expone una mirada muy completa sobre el suceso, indagando en cómo este muchacho de color llegó a ésta situación. Hay un momento de sobremanera traumático/dramático en la vida de Sandro Barbosa do Nascimento, el secuestrador. De muy pequeño vio como asaltaban su tienda y mataban a su madre a puñaladas. Esto hizo que temiera y repudiara su barrio y terminara como niño de la calle. De ahí en adelante vinieron las drogas, esnifar pegamento y cocaína, caer en el reformatorio y en la cárcel (la que es parte de éste documental que deja plenamente expuesto lo horrible que son). Robaba para drogarse. Fue participe de un caso muy conocido en Brasil, el de la masacre de Candelaria (cuando tenía unos 13 años) donde murieron asesinados niños de la calle. El filme expone una mirada que desnuda la criminalidad y también analiza de dónde proviene, que está fallando o que debería de enmendarse como sociedad. Se habla de invisibilidad, falta de oportunidad, de mucha violencia y furia como consecuencia de una vida delictiva y una vida infrahumana en prisión. Pero también se ve que no se puede negar -ser tan iluso o inocente, como anuncia el H.G. Wells que prevé el futuro- que el crimen debe combatirse (que muchas veces valga la analogía estos policías son como quienes matan animales para que los comamos, hacen el trabajo que no queremos hacer/ver y se necesita, enfrentan directamente sin falsos romanticismos la brutalidad de los criminales), puesto que existen muchos criminales en exceso crueles, fríos, harto peligrosos para cualquier ciudadano (uno encapuchado habla de quemar gente y de su odio por los policías), que atentan contra la tranquilidad y seguridad del poblador común, de todos. El filme expone que es importante tener una policía competente, bien entrenada, preparada para vencer la inseguridad, la violencia y el crimen. El secuestro duró 5 horas y expuso muchos defectos en como combatirle, dejando en claro lo importante que es estar preparado, tener una buena policía. Cuando piensan porqué hizo esto Sandro, compañeros delincuentes dicen que pudo haber querido robar a alguien, haber seguido a alguien de un banco por decir y terminó desbordándosele la situación. En realidad con éste secuestro marcaba su sentencia de muerte frente a la policía, que se contenía porque estaban los medios de comunicación haciendo show del asunto -dando poder al secuestrador- y había ordenes de no dispararle. No querían que en tv. surjan imágenes de shock, si un francotirador apretaba el gatillo, como se dice detalladamente. Secuestró jovencitas de su misma edad. Algunas entraron en pánico. Sandro se comportaba de manera muy elemental, no sabía que hacer en realidad. Pedía una granada para amedrentar y amenazó con matar rehenes en poco tiempo. Hasta hizo una mímica de ello. Quería escapar, no ir a la cárcel, pero ya tenía la soga en el cuello. No sabia ni que pedir. Decía a voz en cuello, esto no es una película de acción. Lo que se quería es que no matara a nadie, pudo hasta disparar hacia afuera por la ventanilla, había mucho curioso. Se entrevista a secuestrados o a la tía de Sandro. Se ve incluso declarar a un hombre que fue parte, sobrevivió, a la calle y a la masacre de Candelaria, como Sandro, al que se muestra complementado con imágenes de archivo. Sandro tuvo soporte de una especie de madre adoptiva y de una asistenta social, pero él no optó por enmendarse. Se dice que en realidad no quería matar a nadie, pero estaba ya fregado con el asunto. Fue tremendo error haber secuestrado el ómnibus, dicho por amigos criminales de Sandro que lo señalan de loco o porque seguro estuvo drogado. Se deja decir en el aire que fue un grito social, aunque Sandro lo hizo inconsciente. Es una película muy completa, muy honesta, hasta puede verse que se trata de entender al secuestrador. De verdad profundiza en quien es él, desde varios ángulos. Pero igualmente se percibe que es una lucha contra la criminalidad, en ayudar a prevenir y generar soluciones para salvaguardar la sociedad y la convivencia tranquila y pacífica. Oímos hablar a activistas pro derechos humanos de criminales o de los jóvenes de la calle. No todos son ladrones, algunos buscan ser vendedores ambulantes, otros los vemos haciendo malabares. Hay de los que logran reinsertarse en la sociedad como vemos en el caso de la generosidad del profesor de capoeira de la Universidad. Un psicólogo que habla largo y tendido los humaniza, señala la precariedad y estar solo en la vida, como crecer/dormir en las calles, bajo cartones, pasar hambre, verse influenciado por el tráfico y el consumo de drogas. Los niños de la calle llaman niños ricos a los que tienen padre y madre. Varios policías también hablan a la cámara, tipos que se expresan muy bien (todas las declaraciones en general hacen un conjunto sólido, muy competente, muy bueno), conscientes de todo. Se ve el notorio germen de Tropa de Élite, esa adrenalina e inteligencia para luchar el crimen. El desenlace del secuestro muestra la torpeza policial, de la policía común, pero eso justamente lo discuten policías de la BOPE, expertos. Como todo el secuestro fue seguido por montón de medios de comunicación que estuvieron en pleno, en éste documental se pueden ver imágenes de primera mano, privilegiadas, muchas partes del secuestro con pelos y señales. Al mismo Sandro en todo su accionar. Somos participes de un final hiper dramático, milímetro a milímetro, con cámara lenta, puesto que el final fue caótico. La gente misma, presente en masa en el lugar, quería lincharlo, entraron en total estado de furia. Observamos a Sandro cogiendo/jaloneando del cuello a las rehenes, poniéndoles el arma en la cara, en la boca, gritando, cogiéndolas como escudo, por las ventanillas del ómnibus. Se siente la tensión policial de querer dispararle. La vida completa de Sandro, si bien un criminal, es toda una tragedia. 

domingo, 28 de septiembre de 2025

Hen


Ésta película de arranque parece algo extravagante. La historia de una gallina, una gallina común y corriente. La dirige el húngaro György Pálfi. Lo curioso del filme es que no son efectos especiales los que vemos en pantalla, sino son ocho gallinas con las que ha trabajado Pálfi para conseguir hacer su película. Es de un gran realismo por ello. La historia no se ve pobre, está muy bien conseguida. Es una película realmente lograda sobre una gallina, sobre su vida ordinaria, o su actuar normal. La vemos rodar por el "mundo" que sería la novedad. Lo difícil que es para ella, si bien no muestra mucha consciencia de su situación. No obstante por ahí se deja volar que un cartoon puede haberle hecho pensar. El contexto principal se da cuando la gallina llega a un restaurante griego donde unos criminales hacen pasar inmigrantes ilegales. Todo ese traslado e introducción es simplemente por dinero. No les importa esas vidas. Así hay un accidente y los criminales se limpian de la manera más fría. Ésta gallina parece condenada a poner un millón de huevos, a copular eternamente, aunque está en su naturaleza, ella incluso lo busca. No obstante si aparece -se vislumbra- un deseo, un pensamiento, en ella es que parece querer una vida familiar que yace vinculada a la extinción de la humanidad. Ésta película es, aunque con momentos trágicos y dramáticos, también una sátira, maneja humor negro. Es un filme hecho con cierta libertad, libertad propia de un cine más europeo que comercial, pero se ve sin dificultad. Es de relato sencillo, pero a ratos un poco duro. Está hecho por alguien más realista que sensible o poético. Ver todo lo que hace la gallina, todo lo que pasa es atractivo, mirar su desenvolvimiento, su andar, como traza recorridos, como desarrolla su memoria. Tiene una escena un poco cruel, cuando le cae encima una caja, la cual parece digna del Oscar o de una comedia slapstick. La cosa es que es una gallina y aquí no habrá ningún símil de palm dog que sindique su ternura o gracia. Eso que sea una simple gallina sin ponerle en sí misma ningún romanticismo de por medio la hace extravagante en cierta dosis. Lo del mundo gángster luce más convencional. Finalmente es una obra llevadera, de poco rollo. La mirada lo dice todo, no se da cuenta de mucho. Mejor así parece decir el filme, porque es un mundo horrible. 

sábado, 6 de septiembre de 2025

78 Festival de Locarno: Le Lac

Le Lac (2025), del suizo Fabrice Aragno, el director de fotografía de los últimos largometrajes de Jean Luc Godard, debuta con éste filme que no tiene en realidad narrativa o un relato entre sí de estricta convencionalidad. El mismo Aragno ha dicho que dejó de lado hacer un guion y asumió ésta obra con algunas notas no más, dejando filmar en cierta espontaneidad, interactuar con la naturalidad del clima y la aventura de su regata de vela colocada en una competencia equis/cualquiera del lago Lemán. Es valioso cómo compone bajo esa libertad, cómo coloca las tomas, los cambios, frente al lago, qué recoge de aquella espontaneidad del clima, como fuertes remecidas, algo de tormenta, la lucha por dominar a la naturaleza con la habilidad de sus protagonistas, una pareja. Uno de ellos, Bernard Stamm, un regatista profesional de 61 años de edad, real regatista. Lo acompaña la actriz Clotilde Courau que coloca la expresividad en mayor consonancia, las emociones que surgen del lago, el cual simboliza los estados de unión afectiva entre los dos. Vemos como pelean la relación, hay miedos, enojos, tristezas, meditaciones, miradas perdidas, desilusiones, compenetración, ternura, complicidad, hasta una nota sexual, desde la sugerencia, sin coito, como cuando Stamm yace desnudo en más de una oportunidad. Sacar las plantas acuáticas que se atoran en la regata, para permitir seguir adelante, ya lo dice todo. Courau como toda actriz europea se ve natural/tranquila frente al desnudo ajeno, aun siendo en la vida real una mujer casada. Ella tiene 56 años y una carrera humilde en cierta manera, aunque extensa. El filme es una fuente de expresividad emocional a través del lago. El final puede leerse como el de The Truman Show (1998), mientras pensamos en la dedicatoria de la película, al mismísimo Godard, que Aragno admira y fue su amigo cercano por la última etapa de su vida. En ese sentido puede que recoja parte de la experiencia existencial del mítico director francés, que en el trayecto/metraje se emparenta con todos los seres humanos, puesto que todos compartimos semejanzas como humanidad, aun los que podemos tildar de excepcionales. Incluso muchas veces lo emocional es mayor, por su alto grado de sensibilidad, de reflexión. Es la mirada a nuestra simplicidad -nuestra colectividad- y al mismo tiempo a nuestras batallas emocionales que complejizan todo. Lo difícil que son las relaciones humanas. Así mismo la dificultad de no sucumbir a la melancolía. La fuerza para superar los problemas que a todos nos acontecen. Vencer a nuestra mente. Es también así una despedida. Pero antes un triunfo del amor. El lago es complementado con la parte de la tierra, donde visto de manera ordinaria son solo actividades frente al agua, como veraneo, fiestas, puestas de sol, juegos en familia. Los mismos protagonistas viven en esas orillas, donde hay también bella infraestructura o un tren que impresionan a la vista. Ésta mirada de la orilla no tiene una explicación específica (narrativa), puesto que en realidad no existe un guion, no hay un relato, son como destellos de posibles ideas, que uno con la imaginación puede anexar a la aventura emocional de la pareja de la regata. Podrías pensar que son la juventud perdida o la consolidación o no de una familia, etc. El filme remite al conflicto de pareja, como en aquella casa donde uno está a solas intuyendo al otro, escondiéndose como un perro herido para después salir en busca de la otra mitad al pensarla simbólicamente lejos. Pero el conflicto es parte del viaje, de todo viaje, y más el de pareja. La verdadera esencia es hacer fuerte la relación, superar todo escollo y generar esa grandeza humana, con la persona correcta, que es justamente la técnica que hace que el enorme lago sea atravesado sin morir en el intento o perder la embarcación. La competencia finalmente es lo de menos, estamos solos contra nosotros mismos finalmente.  

martes, 2 de septiembre de 2025

Sao Paulo, Sociedade Anonima

El brasileño Luiz Sergio Person, el director de ésta película, murió joven, a los 39 años de edad en un accidente de auto. Es curioso ver -como premonitorio, dentro del estado de autoconsciencia de muchos hombres, ser padre, asumir el matrimonio- que, en una escena del filme, el protagonista escapa en auto a velocidad, habiendo un amago de posible accidente, de las responsabilidades del matrimonio que hace de simbolismo para la industrialización y época de bonanza económica en Brasil (1955-1965), especialmente en Sao Paulo, la ciudad más rica de éste país. Person no pudo tener una carrera nutrida en el séptimo arte, pero esto le basto para hacer que la presente película sea parte de lo mejor del cine de Brasil. Carlos (Walmor Chagas) es un hombre en los 30s que disfruta de su soltería. Es un hombre que se alegra cantando una canción social sobre la humildad de la vida de las favelas. Se le nota identificado. Llega a criticar la banalidad de los chicos bien, amigos de su futura esposa. En otro momento canta el himno nacional y se conmueve y hasta su entorno -gente más burguesa que él-, como quien refleja un gran amor por la esencialidad de Brasil, o por la gente del pueblo. Pero en Brasil se vive un cambio, cambio que está enfrentando además el propio Carlos en otra forma, cuando su novia, Luciana (Eva Wilma, de sofisticada belleza), le pone las cosas en claro, o formaliza su relación o ya no estará con él. Carlos como que se rehúsa. Siente algo de fastidio por estar demasiado en modo de pareja. Dice que hay cosas que le abruman hacer en ese estado de cierta sumisión. Es la lucha entre la libertad de la soltería, no tener ninguna atadura, con pasar a entregarse a un cierto sacrificio. Tras la festividad de año nuevo -que tiene una secuencia memorable desde lo netamente visual con una maratón nocturna fusionada con el deambular de un auto escarabajo en una zona comercial, un auto clásico/propio de una época- surge una escena hecha gloria (con un título que podría ser el del borracho y la serenata) con Carlos aceptando finalmente los requerimientos que se le imponen a la mayoría de los hombres. He ahí el dilema. Éste filme está plagado de grandes escenas, escenas de suma inteligencia, claras pero muy sugerentes, llenas de sustancia, rebosantes de personalidad. Una de ellas es la escena en que se roba un auto para huir de todas la presiones, cambios y responsabilidades. Puede parecer un poco absurdo el hecho en sí (desde un hombre correcto como Carlos), pero si lo piensas en profundidad, desde lo llano y transparente, es de prodigiosa sugerencia, hasta sociopolítica. Ahí anida la riqueza del cine como arte y en realidad en general, que se justifique la originalidad. Es un filme que pasa por el tamiz de ser coherente, aun cuando el mundo es arduo de entender muchas veces, o porque muchas decisiones nos cuestan bastante. Hay un estribillo psicológico que habla de siempre volver a empezar, resetearse, que invoca el constante cambio de pareja, el grito de libertad, dejar ir todo, no aferrarse a nada. Carlos trabaja, duro y parejo como parte del engranaje de una máquina (que vemos repetidamente en el relato como un especie de peso), pero no quiere que sólo exista esto en su vida o lo domine/consuma. Tal si uno se esclavizara al agobio y la rutina y quizá hasta el vacío personal. No quiere entrar al orden matrimonial que lo encuentra emparentado. Carlos es talentoso, pero no le importa mucho el talento, quiere simplemente vivir, gozar. Es la pelea entre el hedonismo y el apaciguamiento. Quizá a Carlos le ha llegado aun joven, pero su mujer es muy madura, más que achacarle burguesía, que tenga mucha ambición. Es una mujer con anhelos económicos normales. Otro punto interesante de éste gran filme es Arturo (Otelo Zeloni), dueño de una empresa de armado de autos, o sea, es parte del boom de la industrialización y la riqueza en Brasil. Podrías decirle, un capitalista. Arturo tiene un rostro un poco cómico y es un tipo simpático, aun con cosas cuestionables. Parece un clásico personaje salido del cine italiano. Un vivo, un tipo pícaro, astuto, sabandija, que ha triunfado. Se salta cosas, saca ventajas de su posición, y se ve mal, por una parte. En su empresa hay mucha irregularidad, lo que repercute en contra del trabajador y la corrección/corrupción del propio sistema, y es un mujeriego que se autojustifica con alevosía, descaro, aunque todo su dinero es para su familia, su mujer e hijos. Arturo es un inmigrante italiano y viene con todo el ánimo de triunfar a toda costa, es el emprendedor sin miramientos. Arturo se puede decir que proviene del pueblo, de abajo, de no tener nada, pero tiene una desbordante ambición. Carlos en cambio es el poeta, el idealista, el que quiere salirse de todo honor, el que lo hace por amor a los principios, aun cuando tiene tendencia a lo apolítico -si bien se le puede ver de socialista- y escapista. Carlos parece querer a su amigo Arturo, pero no quiere ser como él. Le mortifica pensarse en ésta proyección de compinche y considera que su mujer -por el éxito laboral- lo empuja hacia allá. Éste filme es fenomenal contextualizando/analizando el entorno sociopolítico y hasta lo existencial, como con Hilda (Ana Esmeralda), una de las amantes de Carlos, la mujer caliente de los 30s. Rebelde pero astuta. No la típica jovencita alegre, libre, pasajera y superficial, como la que hace la efervescente Darlene Gloria, la futura célebre prostituta irredenta de lujuria de la trasgresora y sarcástica Toda Nudez Será Castigada (1973). No obstante Ana (Darlene) terminará teniendo lo suyo. Las que vemos son mujeres muy avispadas. Ana será arribista, una viva más. Con Hilda, y Carlos mismo, independientemente, tenemos introspección sobre los afectos, poniendo a un lado y a otro -confrontando con cierta elegancia- la liberalidad y lo formal, o lo arduo de hallar/ceder a la persona indicada en tu vida. Llega hasta la tragedia. Felizmente, hay que decirlo igualmente, no termina siendo una copia de la Nouvelle vague (de la que hay algo), porque como película es mucho mejor que ser una copia más. Tiene lo propio en abundancia. Hilda representa también la imagen de que puede ser difícil despegarse de la poesía maldita (incluso haciendo lo correcto), entregarse a no pensar tanto. Ella repite palabras mirando al abismo, tampoco el mundo pasa por ser sólo un formato simple. Plasma una cierta poesía -o esa pelea dura con nuestra naturaleza emocional que es la que también nos define como humanidad- frente al poder de lo práctico (el optimismo que muchos ningunean pero que es muy útil, si huimos de la banalidad). Dentro del quehacer cinematográfico de Person es un complemento interesante y un buen contraste para el filme. Carlos es una mente en movimiento. Es un intelectual de a pie, un tipo de clase media que es inteligente. Person parece un hombre no tanto del pueblo como procedencia de clase social, pero sabe pensar en éste, valorarlos, y ponerlos en un panorama mayor. Sabe pensar más allá de las complacencias. Pero es crítico también de lo capitalista. Se ve pobreza en Sao Paulo con la que Carlos se identifica, que le duele. Así mismo la pantalla nos coloca la vista de enormes edificios y la gente semejante a hormigas. La máquina social trabajando intensa.