domingo, 1 de mayo de 2022

Accident


Accident (1967), de Joseph Losey, tiene de guionista a Harold Pinter y es otra gran película. El filme trata sobre el desmedido deseo sexual, hasta caer en la corrupción moral. Un catedrático universitario, Stephen (Dirk Bogarde), muere de deseo por una nueva estudiante extranjera, austriaca, Anna (Jacqueline Sassard), una mujer de tipo gélida o poco expresiva pero sumamente apetecible físicamente, luce naturalmente sofisticada, aunque puede pasar por mala actriz, como que solo se trata de una mujer hermosa y elegante. Anna se comporta normal, pero despierta deseo por donde pasa. Su presencia parece la de un simple objeto, un elemento de estudio humano. Stephen trata de contenerse, es un tipo educado y culto y hasta amable y aparentemente tranquilo, pero a medida que se siente atraído por Anna al tener cercanía con su alumno y pretendiente de Anna, el joven aristocrático William (Michael York), empieza a ponerse perverso al yacer perturbado por ella, sin que sea culpa directa de la mujer. Es un tratado también sobre la falta de control del hombre y la proclividad al abuso. Stephen tiene un bonito matrimonio, de tipo moderno incluso, relajado, tiene hijos pequeños; su esposa Rosalind (Vivien Merchant) es de su edad, pero no es ninguna vieja, tiene un aire fresco y es educada y agradable, aunque puede caer en la soberbia. Es un filme que versa sobre la deformación moral, sobre el llamado de la tentación que uno se mete en la cabeza y donde empieza a crearse una obsesión, algo que se desea tener a toda costa y ahí yace el peligro, se rompen normas, se le falla a la gente y hasta se cae en el crimen y en la crueldad. El filme de Losey para ello no recurre a lo obvio, es sutil e inteligente, pone más bien algo distinto en el panorama, un accidente de auto, y nos invita a conocer los entretelones de las relaciones y conflictos mediante un largo flashback. Anna se comporta libremente, rompe las reglas, falla, pero el filme lo maneja sin tanto juzgarla a ella -ella finalmente no representa el poder, aun cuando es quien genera "pasivamente" los desequilibrios-, la deja como persona digamos que en segundo plano intelectual o complemento o su llamado es más bien de orden firme, se percibe que es más un estudio de los hombres y sus deseos incontrolables, puesto desde los de mediana edad. Stanley Baker como Charley es otro profesor universitario, más del tipo trasgresor, aunque termina como un sujeto inocente, se desvirtúa un poco su esencia, o es que los tipos por encima del mundo también pueden ser estúpidos -también ésta propuesta podría ser un ataque general a la autosuficiencia-. Anna quiere ejercer su sexualidad libremente, pero maneja muy mal sus decisiones. La vulgaridad tienta nos dice la propuesta, en ello el filme es cuidado y también perverso e inesperado, como si no fueran algunos de ese perfil, pero como se dice, las apariencias pueden engañar. También tratamos con gente educada, pero quienes también pueden ser horribles como personas. Anna, aunque tiene mucho de carne en el asador, lleva una elipsis de su manera de ser, no parece una mujer rústica o bruta, pero es demasiado simple al fin y al cabo en su manera de relacionarse, aunque erupciona volcanes. El filme tiene de centro a Bogarde, con Baker como la ambigüedad en los hombros, y lo hacen bastante bien; los personajes llevan matices, pero muchos caen en lo despreciable. Tratamos con un suceso triste en varios sentidos. En un momento hay un sugerente, poderoso y cruel comentario, el que señala una pisada brutal de Anna, y así es el filme, luce mucho más perverso de lo que parece.