lunes, 30 de diciembre de 2019
Historia de un matrimonio
Ésta película empieza cuando una pareja están en el proceso por separarse, aunque él aun no está tan al tanto o no lo cree del todo, mientras ella está muy segura de querer estar separada. Ella inicialmente luce como una bitch resentida, producto del machismo y liderazgo de su futuro ex marido, hombre que no logró ver su egoísmo y egocentrismo, poder dejar que otros brillen y no sólo él, quien permitía que su mujer sea actriz de teatro, pero bajo su control, genio y mando. Ella señala en una apertura de sus frustraciones matrimoniales que Charlie (Adam Driver), su ahora ex marido, no la dejaba liderar nada. Por ello un acto simbólico es aquel de querer mudarse a LA, y fastidiarle por completo la vida a Charlie, acostumbrado a controlarlo todo. El hijo está en el medio, pero el niño está muy tranquilo, no se apela al sentimentalismo a través de su persona, aun cuando es lo que más duele, el alejamiento, y por lo que el hombre, siempre punto débil aquí, debe luchar. Esto hace que el filme sea más suave de lo imaginado y bien por esto. A medida que avanza el filme de Noah Baumbach, ella, Nicole (Scarlett Johansson), se va volviendo más tranquila, más simpática, ahora es él quien se exalta, quien queda mal, como en la pelea en la sala. Luego la cosa se suaviza nuevamente con Charlie, es ahí donde Driver brilla en grande, se gana toda nominación que vendrá, incluida seguramente la del Oscar. Driver canta una canción sensible e inteligente, se desahoga con sus amigos y compañeros de trabajo. En otro brillante momento Charlie no sabe como ocultar que ve que las cosas están en su contra, tiene miedo, fabrica un solo de performance -a lo cine mudo, pero con su añadido toque moderno- donde termina cortándose y desmayándose. El filme también es una notable exhibición del mundo sucio y despiadado de los abogados, gente que no tiene corazón ni escrúpulos para ganar un caso. Brillan en estos papeles Laura Dern y Ray Liotta, ella una sofisticada arpía, él su par masculino (Alan Alda será el abogado soft, también notable, aunque Dern es la estrella). Es una película que por su parte se da el tiempo para imponer moda y personalidad, como cuando Nicole se disfraza de David Bowie en halloween. Muchos hallan el filme lacrimógeno, les produce pena dicen, en lo personal no lo hallé mucho así, creo que a los dos personajes se les da temple y no se manipula al niño, con lo que el filme huye quebrar o aplastar al espectador. Charlie también tiene una salvedad, no sabia que oprimía a su mujer, no estaba del todo al tanto de esto, ella también pecó siempre de tímida y dócil. Nicole finalmente logra una revancha haciéndolo sufrir, quitándole el poder, pero a medida que se percata que Charlie no era un abusivo ni una mala persona, solo alguien distraído y vanidoso (aunque talentoso), se sensibiliza con él, de esto vemos la escena hermosa de atarle los zapatos, o presenciar como él llora con unos halagos escritos de ella. Solo aquí Baumbach hace sentir pena por Charlie, mientras Nicole siempre ha sido el llamado del feminismo y la libertad de éxito. Al final parece que se separan por una tontería, aunque todo se centra en la falta de comunicación, culpa de ella también. Lo que pide la mujer luce ligero, pero esto imprime un relajo a favor del filme -aunque en la realidad suene horrible-, en una propuesta que no es pesada ni cómica por ninguna parte, ni siquiera en el ingenioso gag de Driver cortándose. Baumbach recuerda a Woody Allen, pero es más estilizado que Allen, más high and fresh life, o lo actualiza, y así gusta y disgusta, aunque mayormente se le celebra. Ésta puede ser la oportunidad de que Baumbach sea finalmente apreciado por los representantes del Oscar, tiene todo lo que les gusta, respaldo de publico, sofisticación de filme inteligente y sencillez de visionado entretenido.