viernes, 3 de julio de 2015

Primicia mortal (Nightcrawler)

Ópera prima de Dan Gilroy (coguionista de El legado de Bourne, 2012) que cuenta con una nominación al Oscar 2015 por guion original que él sólo escribe, y 2 premios en los Independent Spirit Awards del mismo año por guion y debut cinematográfico por esta película. Tiene la fenomenal actuación de un enflaquecido Jake Gyllenhaal como Louis Bloom, un tipo que no tiene rumbo, que se dedica a robar, mientras tiene una personalidad rara, habla mucho, miente, regatea todo el tiempo, hasta formar un lugar tenebroso de sí mismo, mostrándose medio antisocial, sociópata y solitario, estando anhelante de un lugar en el mundo, poder triunfar, para lo que –a través de una epifanía muy bien dibujada en el rostro de Gyllenhaal- descubre casualmente el periodismo freelance, con la grabación de violencia explícita, especialmente en accidentes de auto o balaceras, que sigue interceptando la radio de la policía, para venderlo a las noticias, para lo que sus antecedentes menores criminales sin castigo le sirven para buscar lo gráfico, los peores casos, incluso planear escenas sangrientas sin ningún tipo de ética, trasgrediendo la ley, de lo que es un protagonista oscuro capaz de todo por ganar mucho dinero, prestigio y llegar a crear una compañía. Primicia Mortal tiene una premisa chica, pero muy bien enfatizada, trabajada, sobre la vulgaridad y ausencia de valores por conseguir el sueño americano en nada menos que lo mediático, como un merodeador nocturno (un Nightcrawler), en la exhibición de otro especie de Travis Bickle.

Es un thriller intenso, inteligente y cautivante, uno que no baja la guardia nunca, el cual se enfoca en las noches criminales y peligrosas de Los Angeles, como lo hacía Drive (2011), viendo cómo el protagonista se moviliza a temeraria velocidad en su auto deportivo, con un joven empleado, un tipo pobre como Bloom que se acopla y busca sobrevivir, pero termina tan ambicioso como su patrón. Toda la información se la entrega a una directora veterana de un programa de noticias, Nina Romina (gran rol de Rene Russo), quien lo apoya para sacar también provecho y que bascula entre el carácter de lo que quiere, el poder que maneja, y la sumisión frente a las exigencias y justificaciones de cuando se hace tan necesario Bloom que va creciendo y creando repercusión, imponiéndose, cuando inicialmente era constantemente maltratado, menospreciado, concibiéndose como un ser calculador y temiblemente audaz al fin.

Con Nina a su vez existe una relación sexual, aunque como ella dice le dobla la edad, estipulada como una transacción, una más en la escalera del ascenso, pero dejada como una prominente elipsis, ya que en pantalla no vemos ningún roce físico, que sorpresivamente no se hace extrañar, el meollo del asunto es la brutalidad, la violencia (más allá de lo literal de la idea, porque no se trata de un gancho visual, y es que no todo efecto impacta primariamente, sino es lo que proyecta con ello), su compra y su demanda, y no el sexo, solo bajo (hermosas) palabras, muy bien creadas/ubicadas, que engrandecen el conjunto, de lo que hay que acotar que no le falta nunca la acción como soporte argumental. La propuesta tiene una interacción verbal que es de lo mejor del filme, como lo es igual con el ayudante, y con la competencia en las calles en el papel del actor Bill Paxton. Los diálogos son demasiado buenos, mayúsculos, su fuerte, perfectamente combinados con lo trepidante, bello e impredecible del mundo nocturno de L.A. que como vemos se presta para muchas historias.

En el deseo de seguir escalando, y proponiendo mayor sensacionalismo, Bloom cada vez se supera, en donde implica un antihéroe en toda cabalidad, que exuda algo de simpatía o atracción en sus discursos analíticos, informados, motivadores, pero obsequia más repulsión en realidad, en quien es, que hace y como lo aplica, en una propuesta que no va con la corrección política que suele plasmar cierto cine complaciente de Hollywood, como lo hiciera en su tiempo Taxi Driver (1976), habiendo una crítica corrosiva al periodismo y hacia la sociedad consumista.