lunes, 17 de febrero de 2020
Once upon a time in hollywood
Tarantino puede ser banal, pero también muy entretenido. Tiene secuencias fuera de serie como cuando Brad Pitt va en busca de un doble abandonado con unos hippies, interpretado por el master Bruce Dern, y se ve como un escenario de terror -género maravilloso- donde los hippies pueden actuar primitivamente contra el doble de cine que hace Pitt. El filme se carga de suspenso por ese entonces, donde suma un dotado manejo de cámaras. Otra secuencia alucinante es cuando Pitt lucha contra un vanidoso y sobredimensionado Bruce Lee pero aun sí un buen peleador; Tarantino demuestra mucha imaginación y hasta suena crítico contra la leyenda del arte marcial. El western en blanco y negro que articula DiCaprio -otro género adorado- también muestra bastante encanto. DiCaprio es un tipo más soft en la película, mientras Pitt hace de un tipo duro y fuerte hasta los huesos, pero sumamente leal al personaje de DiCaprio, que hace de un actor famoso venido un poco a menos. En el filme se muestra la vida de Sharon Tate (en los zapatos de la hermosa Margot Robbie) y el ataque del grupo de Charles Manson. Pero Tarantino apela a la libertad del cine y exhibe un final hermoso, aunque irreal. La propuesta también tiene harta violencia, como con un lanzallamas y quemar vivo a criminales. Es un filme entretenido, que se dedica a eso, más que a tener alguna historia, o maneja una desenvoltura maestra con el hedonismo. Tarantino sabe manipular el ritmo como los grandes, su filme dura 2 horas treinta y tanto y poco se sienten. Éste cine es harto pop, y muy cinéfilo, y dice lo que le place, como cuando refiere al spaghetti western, que tiene su magia y placer, pero también remite al descenso profesional de los actores. Buena dupla de compadres la que hacen Pitt y DiCaprio, cargada de sensibilidad y hombría al mismo tiempo. A Tarantino se le quiere en especial porque es un cinéfilo confeso que hace muchas alusiones a su sapiencia cinematográfica que se mueve sobre el cine de culto, el cine internacional en parte placer culposo y el cine de clase B de cierta manera y porque busca el hedonismo rabioso y auténtico, no trata de ser trascendente -que también es bueno-, trata de que la pases bien y así es con Once upon a time in Hollywood, una película más propia de un director bien cuajado, que se conoce bien, que alguien intrépido en realidad, pero teniendo entre manos una película jugosa.