miércoles, 12 de agosto de 2020
El cuerpo y el látigo (La frusta e il corpo)
A ésta película de Mario Bava no la destacan mucho, incluso harta gente la considera una mala película, en especial en consideraciones por la época de estreno (1963). Pero es una buena película. Tiene de melodrama romántico para bien y para mal -parece un poco telenovela-, tiene una musiquilla melosa, algo molesta, y se nota bastante que quiere emular el sentir de arte gótico -se nota un cierto exceso, aun cuando el arte gótico es poco sutil-. Pero hay que tener en cuenta que por estos primeros años de los 60s, a partir de su película la Maschera del demonio (1960) Mario Bava construyó los cimientos de lo que sería el terror gótico en el cine italiano y dio una cara maestra al subgénero en el mundo. La trama es muy buena. Tiene de investigación interna con personajes apuntando a buscar a un asesino entre su familia, entre ellos, desconfiando de todos, incluidos los criados, proponiendo mucha duda y bastante misterio, sospechando uno como espectador de todos por igual de manera sólida, muy bien articulada. Éste filme tiene una lectura sobrenatural, propia de fantasmas, y otra explicación realista, o también puede leerse ambas unidas, una sojuzgando a la otra, igual puede ser un estado mental en varios sentidos, fantástico o parte de una psiquis desequilibrada. Es trascendente la idea del sadomasoquismo, que define la relación entre Kurt (Christopher Lee) y Nevenka (Daliah Lavi). Ella se resiste a aceptar ésta práctica pero no puede controlarse frente a ella, ahí Kurt se aprovecha creyendo que propone amor. Nevenka odia el sadomasoquismo al igual que lucha con ese sentimiento contra Kurt. Pero cuando es flagelada con el látigo, se excita, pierde la cabeza. La propuesta presenta una buena creación de vínculos sentimentales, con la prima deseando al marido de Nevenka, el marido es el hermano de Kurt, Christian (Tony Kendall), que es el héroe, el guapito del filme, pero que luce su presencia en el filme muy común aunque cumple perfectamente. El melodrama romántico con muertes muy justificadas tiene su volúmen, hacen funcionar muy bien al filme, lo hacen interesante, curioso, lo muestran atractivo. Todo el escenario es un castillo a orillas de una playa, playa que es recurrente. Esto señala un bajo presupuesto, también ingenio para recursearse y poder construir el filme. Es notable como el título se maneja tantas veces en la trama sin agotar jamás, sino explotando el tema logrando un filme entretenido, que es inteligente con sus detalles, como el uso de la huellas de barro.