lunes, 20 de marzo de 2023
Tár
El director americano Todd Field ha hecho una película muy contemporánea, éste filme en que además se encarga del guion habla de la Cancelación, esto es cuando alguien exitoso, famoso, popular o talentoso comete algo inmoral o sucio como persona y pasa a ser rechazado o marginado públicamente, pierde sus privilegios, es como pasar del tipo cool a la paria, a alguien con quien nadie se quiere relacionar ni trabajar más en un nivel grande, es decir se deja de lado su virtuosidad profesional. En éste filme la protagonista se llama Lydia Tár (una grandiosa y portentosa Cate Blanchett), es un personaje de ficción inventado por Field, una directora de orquesta y compositora, de música clásica, una americana que lidera la orquesta de la Filarmónica de Berlín. Tár es una mujer muy culta, y de mucha plata, es lesbiana, está casada con una mujer de su propia orquesta y ambas tienen una niña, una hija. Lydia tiene la vida perfecta y puede que caiga en creerse demasiado grande e infalible o demasiado todopoderosa, lo que la lleva a seducir aspirantes a su profesión o a quienes quieren ser parte importante de su orquesta, pero ella las tiene como aventuras sexuales solamente y luego a todas las desecha y hasta incluso las perjudica profesionalmente puesto que muy a menudo termina en malas relaciones con estas parejas casuales, pues la transacción que sus relaciones plantean no siempre rinden fruto como estas aspirantes esperan, no todas porque algunas si les va bien. Tár vive en un mundo de transacciones corruptas (así la define su mujer, diciéndole que solo conoce éste tipo de relaciones, hablando incluso de que entre ellas también hubo lo mismo, aunque bajo distinto lugar de poder, aprendió quizá de Sharon, interpretada por una excelente Nina Hoss), éxito profesional a cambio de sexo al gusto, como seguramente pasa en mucho ámbitos. Tár cree que el talento lo aguanta todo, que a alguien excepcional la moral le vale un pepino y el resto debe verlo así, no debe interesar en absoluto la ética o los valores o los ideales, es decir el talento vale por encima que la propia humanidad. En la orquesta hay un tipo mediocre que Tár quiere botarlo, quien tiene el beneficio de viejo lacayo fiel de un maestro de ella, y no se trata de aceptar mediocridad tampoco (aunque como no existe interés transaccional también va por ahí); en el mundo profesional de Tár esa gente que accede al apetito sexual de ella tienen también talento, pero quizá hay muchos talentosos optando al mismo lugar y en ese escalón de gloria que ofrece Tár el empujoncito final llega bajo aceptar una aventura sexual, algo muy identificable en las escalas de poder en el arte, cuando aun principiantes o debutantes aceptan pasar por parejas de gente top en el negocio. Tár sin duda es demasiado egocéntrica para su propio bien, aun cuando se comporta como buena madre con su tierna hija, un rayo de luz en su personalidad, aparte de su gran educación y excelsa cultura, mundo que Field retrata con mucha habilidad y valentía, pues lo muy culto no suele ser demasiado popular o comercial y éste filme también optaba por ganar Oscars y romperla en taquilla, cosa que no pasó. La primera hora, salvando ciertas diferencias, ésta película pareciera homenajear a Jeanne Dielman (1975), y quizá al lesbianismo y lo arty de Chantal Akerman, con como se expone la vida y profesión práctica de Tár; el filme no es super lento, pero tampoco es un as del ritmo en ésta primera hora. Field al final parece apiadarse de Lydia Tár y la gente que sufre de la cancelación, diciéndoles a los cancelados que hay que volver a nuestras raíces, a ver donde empezamos y hacia donde vamos, un reseteo digamos, un volver a nuestro origen humilde y anhelante, es decir a sentirnos en el lugar bajo de la cadena de poder, y parece que le pidiera al público que no tenga miedo de éste tipo de gente cancelada como Tár, y darles una nueva oportunidad, pero es ambiguo en su mensaje, juguetón inclusive en ello. Éste filme parece inspirado en alguien como Kevin Spacey, pero dentro de un mundo muchísimo más culto que el suyo. Field agrega un poco de pequeño terror psicológico, Tár dice que la gente inteligente tiene el oído fino, abanico de vanagloria personal aparte, y empieza a tener un poco de delirio, es también reflejo de su consciencia, Lydia Tár es una mala persona, le hace daño a la gente, aunque éstas tampoco son ángeles inocentes pues son gente sin moral pues aceptan y buscan estas transacciones sexuales que ofrece el filme. Tár curiosamente vomita cuando recurre a la prostitución, pero en cierta forma es justo esto lo que invocan sus transacciones, revestidas del refinamiento, pero nuevamente Field es astuto y pone a una aspirante y amante como una muchacha de aire punk y de aspecto desaliñado. Cuando Tár la sigue para devolverle algo -curiosamente tierno, un peluche, la contradicción de la no consciencia de la sordidez del acto de transacción- y se halla del otro lado con un lugar abandonado y de mal aspecto parece haberse metido en su propia mente (y en una videncia), que literal y simbólicamente le golpea. El mensaje es que se ha perdido totalmente la brújula (la corrupción anula el talento), tal cual le dice el sencillo, pero sabio vecino.