jueves, 23 de marzo de 2023
Pearl
Pearl (2022) es la segunda película estrenada de una trilogía que ha empezado el director americano Ti West con X (2022); con sólo 6 meses de diferencia de estreno, de marzo a setiembre. Pearl es una precuela de X. Pero Pearl se puede leer independientemente sin problemas; ambas en realidad manejan independencia, aparte de unificarlas en una trilogía donde la tercera película está por llegar. Lo que los une es Mia Goth con un nombre distinto (en X se le llama por su nombre de actriz porno, por su nombre de guerra, Maxine) y supone Pearl ser una vida o tiempo previos o, siendo detallista, de dos estados del futuro; también comparten la zona rural de contexto y 2 historias definitorias que se supone le pertenecen a la misma persona. X tenía una elección curiosa, Mia Goth hacia de la anciana loca del filme (bajo mucho maquillaje y prótesis que la hacían muy difícil, sino prácticamente imposible, de identificar); y de una joven aspirante a actriz seria, que en X hace pornografía creyendo que de ésta manera va a llegar al otro lado, a Hollywood. La elección de ese doble papel y con una anciana anónima al otro papel, en el mismo plano narrativo, puede parecer arbitraria y fútil, pero también es todo un shock, pensar en esas dos imágenes o personajes, que son en realidad la misma persona, que se desconocen y van a estrellarse una contra la otra, de cara en X sobre todo para el espectador, más que en el propio filme o en la narrativa. Se hace bastante interesante la interacción bajo ésta lectura o mirada, de cara al espectador y no frontalmente entre ellas (aunque tranquilamente X se puede ver sin notar éste doble papel; pero verlo agrega lecturas extras y riqueza narrativa). Analizar lo que sucede u observar la relación entre ellas -de ese mismo yo en juego, del conjunto que lo forma- resulta particularmente atractivo y creativo, como si Pearl además fuera de cierta manera una variación de la misma historia de X o viceversa, tal cual el juego de espejos entre la anciana demente y Maxine. En un momento en X la anciana demente se pone sensual o nostálgica con su joven yo -bajo una lectura al gusto del ingenio de Hitchcock, donde el público sabe qué pasa, mucho más que los propios personajes- y en muchos otros ratos la joven niega y reniega furiosa -hasta incluso hacia lo criminal- en lo que se convertirá (la derrota; y más, la vejez en esa derrota; la vejez en sí también de paso). La joven Pearl sueña con el cine, de la mano de un proyeccionista que él mismo se autodenomina de bohemio y quien le enseña a ella porno pionero, porno con aire clásico curiosamente, y la joven Pearl (Mia Goth) dice no gustarle, cuando el proyeccionista seductor y tramposo lo llama cine de lo real, como si éste fuera un gran cine. Ella le dice que no le gusta la realidad, y eso hace alusión notoria a su vida familiar y a su relación con el campo y con sus padres, alemanes. A través de su sufrida (algo que intenta ocultar) y estricta (hasta manipular odio) progenitora, la joven Pearl visualiza qué le va a pasar, qué se le viene encima. La joven Pearl está resentida con la vida que tiene -como su madre- y esto poco a poco la está envenenando y haciéndola más sociópata; esto se empieza a ver con su sadismo y goce hacia matar animales, un inicio recurrente en muchísimos criminales y asesinos reales. La madre en lugar de buscar sanarle o ayudarle, la trata con rudeza, cree que esto es innato en Pearl y más un secreto que ocultar (o para desmerecerle y dominarle), tal cual su propia vida y mantener ciertas apariencias. Esto significa en el fondo que todos quieren arrojar al padre cuadripléjico donde el cocodrilo, que por sutil (y no tan sutil) añadidura parece una simbólica "mascota". En un momento literalmente esto pasa por la cabeza de la joven Pearl, cuando lleva al padre al muelle de la laguna. La madre detesta su vida, está atrapada, pero se mantiene aun recia. No obstante llora en las noches y la joven Pearl le oye y esto hace que ella odie más la vida que se le viene. Encima tiene sueños de popularidad y fama como estrella de cine, tiene anhelos de grandeza, y lo que se avecina es una vida ordinaria, una vida sin lujos, una vida de campo, de rutinas, cuidando de esos animales que Pearl los tiene como público y les habla con amor, pero luego le invade la realidad que ella odia, la de su madre, y empieza a nacerle la psicopatía que terminará en lo que ya sabemos, en esa anciana monstruo, y en lo que puede ser esquizofrenia. Todo visto bien es terrorífico. Pero Ti West vuelve a ser creativo y hace también de Pearl una comedia de terror. X es mejor pero Pearl es también una buena película. La secuencia cuando la joven Pearl se autoanaliza y desnuda su alma es uno los momentos memorables del cine de terror y en general, con una Mia Goth en total estado de gracia, cuando la oímos en su monólogo extenso, con el fuera de campo de una oyente que suponemos aterrorizada, perpleja, desconcertada, lo que agrega mucha ironía y humor, aunque el monólogo es simplemente perfecto, un psicoanálisis minucioso de lo que está aconteciendo en el interior de Pearl, y de paso en una mente criminal en potencia, aunque ya ha dado varios pasos hacia ahí, ya tiene el pie dentro del barro, y pareciera que todo se fue al diablo (pero ojo, ésta es una precuela y viene X, aunque también notando que X es medio surrealista). La escena final, a lo La Matanza de Texas (1982), da a entender ello, con ese representativo chancho descompuesto lleno de moscas y gusanos en plena cena, un perturbador chancho descompuesto que nadie quiere echar a la basura, como si la vida de Pearl nunca hubiera podido tener solución (alternativas, paliativos, compensaciones; antes de volverla grotesca), aunque se sostiene de lo mental. La escena con el espantapájaros es otro momento de gloria de éste filme, que huele a sueños de necrofilia y delirio.