sábado, 6 de septiembre de 2025

78 Festival de Locarno: Le Lac

Le Lac (2025), del suizo Fabrice Aragno, el director de fotografía de los últimos largometrajes de Jean Luc Godard, debuta con éste filme que no tiene en realidad narrativa o un relato entre sí de estricta convencionalidad. El mismo Aragno ha dicho que dejó de lado hacer un guion y asumió ésta obra con algunas notas no más, dejando filmar en cierta espontaneidad, interactuar con la naturalidad del clima y la aventura de su regata de vela colocada en una competencia equis/cualquiera del lago Lemán. Es valioso cómo compone bajo esa libertad, cómo coloca las tomas, los cambios, frente al lago, qué recoge de aquella espontaneidad del clima, como fuertes remecidas, algo de tormenta, la lucha por dominar a la naturaleza con la habilidad de sus protagonistas, una pareja. Uno de ellos, Bernard Stamm, un regatista profesional de 61 años de edad, real regatista. Lo acompaña la actriz Clotilde Courau que coloca la expresividad en mayor consonancia, las emociones que surgen del lago, el cual simboliza los estados de unión afectiva entre los dos. Vemos como pelean la relación, hay miedos, enojos, tristezas, meditaciones, miradas perdidas, desilusiones, compenetración, ternura, complicidad, hasta una nota sexual, desde la sugerencia, sin coito, como cuando Stamm yace desnudo en más de una oportunidad. Sacar las plantas acuáticas que se atoran en la regata, para permitir seguir adelante, ya lo dice todo. Courau como toda actriz europea se ve natural/tranquila frente al desnudo ajeno, aun siendo en la vida real una mujer casada. Ella tiene 56 años y una carrera humilde en cierta manera, aunque extensa. El filme es una fuente de expresividad emocional a través del lago. El final puede leerse como el de The Truman Show (1998), mientras pensamos en la dedicatoria de la película, al mismísimo Godard, que Aragno admira y fue su amigo cercano por la última etapa de su vida. En ese sentido puede que recoja parte de la experiencia existencial del mítico director francés, que en el trayecto/metraje se emparenta con todos los seres humanos, puesto que todos compartimos semejanzas como humanidad, aun los que podemos tildar de excepcionales. Incluso muchas veces lo emocional es mayor, por su alto grado de sensibilidad, de reflexión. Es la mirada a nuestra simplicidad -nuestra colectividad- y al mismo tiempo a nuestras batallas emocionales que complejizan todo. Lo difícil que son las relaciones humanas. Así mismo la dificultad de no sucumbir a la melancolía. La fuerza para superar los problemas que a todos nos acontecen. Vencer a nuestra mente. Es también así una despedida. Pero antes un triunfo del amor. El lago es complementado con la parte de la tierra, donde visto de manera ordinaria son solo actividades frente al agua, como veraneo, fiestas, puestas de sol, juegos en familia. Los mismos protagonistas viven en esas orillas, donde hay también bella infraestructura o un tren que impresionan a la vista. Ésta mirada de la orilla no tiene una explicación específica (narrativa), puesto que en realidad no existe un guion, no hay un relato, son como destellos de posibles ideas, que uno con la imaginación puede anexar a la aventura emocional de la pareja de la regata. Podrías pensar que son la juventud perdida o la consolidación o no de una familia, etc. El filme remite al conflicto de pareja, como en aquella casa donde uno está a solas intuyendo al otro, escondiéndose como un perro herido para después salir en busca de la otra mitad al pensarla simbólicamente lejos. Pero el conflicto es parte del viaje, de todo viaje, y más el de pareja. La verdadera esencia es hacer fuerte la relación, superar todo escollo y generar esa grandeza humana, con la persona correcta, que es justamente la técnica que hace que el enorme lago sea atravesado sin morir en el intento o perder la embarcación. La competencia finalmente es lo de menos, estamos solos contra nosotros mismos finalmente.