jueves, 21 de diciembre de 2023
The urgency of death
El director de éste filme es el argentino Diego
Fernández que antes se ha hecho llamar Rocío Fernández y ahora se hace llamar Lucía Seles. Así, con nombre femenino, y puede que sea homosexual o sólo esté jugando un poco con los nombres, o ambas cosas, no se sabe en profundidad que significado tiene o quiere tomar, aunque puede entenderse como que los límites entre géneros para él no existen, cosa que hay gente que utiliza actualmente. Esto del nombre femenino no solo es eso, hay en todo el filme unos subtítulos laterales que hacen de voz de mujer, suponen la de Lucia Seles que es el narrador autobiográfico de parte del filme. Lo otro lo complementa con lo que llama ocurrencias. Estos subtítulos
laterales izquierdos están abajo en ingles, y encima del inglés está la traducción en el spanglish personal de Lucía Seles. Éste especie de monologo habla sobre la cotidianidad de su mirada, una mirada tal cual lo dice al final, ocurrente. Estos subtítulos acompañan en particular el metro, como si Lucía Seles estuviera viajando dentro. Otra curiosidad, una de tantas (ocurrencias), es que Lucía Seles (Diego Fernández) también aparece frente a cámaras como un tipo que se nota algo raro, con algún tipo de desorden o lentitud. Puede que esté actuando o sea él mismo. Si está actuando es una performance notable porque se ve muy creíble, esa lentitud se nota consistente. Si no lo está haciendo también es un atractivo, y el filme entonces no sea solo un cúmulo de ocurrencias sino realmente propio de una personalidad, pero con tantos cambios de origen y cierta notoria buscada artificialidad el filme encaja más bien dentro del humor digamos "sofisticado", o un humor que enfada, que es molesto, que es adrede además un poco tonto y curiosamente esto lo hace especial, atípico y sofisticado a lo Duchamp. Es aquel del que quiere caer mal y así pasar por divertido o como el filme define muy bien, ocurrente. En un momento Lucía Seles es bañado en coca cola y se va agradeciendo el gesto que ha pedido. Diego Fernández como Rocío Fenández hizo varias películas a mediados del 2000. Ahora, como Lucía Seles, éste 2023 ha hecho 2 películas, una es la presente, la última que ha hecho. El año pasado hizo 3, pero quizá fueron 5, no importa. Otra curiosidad es que sus películas han sido premiadas en el festival de Mar del Plata y en el Bafici, es decir que la ocurrencia sí paga. Lucía Seles, el personaje que vemos, tiene un doble que realmente es mujer, se le llama Lujan (madre), y está llena de la personalidad del (la) protagonista, llena de tics y arrebatos, llena de verbosidad atropellada, de un lenguaje nervioso, y que denota que se ha trabajado con mucha espontaneidad y en sí mucha interacción o conversaciones reflejan mucha imperfección natural. Éste filme tiene también una historia, alrededor del real director español Gonzalo García Pelayo, su hermano también verdadero Javier García Pelayo, y el hijo igualmente real de Gonzalo, Iván. Pero ellos se interpretan como dueños de una conocida confitería argentina, Ritz, que se encuentra en la ciudad de La Plata. Hay un Ritz por el terminal de buses de la misma ciudad, otro lugar (el terminal) que le produce placer a Lucía Seles. En una secuencia, Javier pasea simplemente por las casetas comunicando que el Ritz abrirá 24 horas al día. Iván es músico de verdad y también se habla de una banda musical familiar dentro de la trama; en ésta entra a tallar un baterista al que (tal cual) se le despresentará. Todo esto supone humor, humor absurdo, que yo acuño del tipo: sofisticado Duchamp. Es ser el vivo más vivo. Gonzalo García Pelayo hace de productor además de The urgency of death (2023). Se puede ver que hay vasos comunicantes entre ellos como artistas, en la forma de hacer cine. También hay una parodia con un podcast, llamado La Cordobesa, que juega con el cliché de la vanidad del argentino. En un momento se habla con devoción de la muerte, poéticamente, celebrándola, que es marca distintiva de la personalidad de Lucía Seles y supone que La cordobesa tiene mucho de ella/él. Como clímax glorioso Lucía Seles se lanza a correr por la
calle, por buen tiempo, por barrios lleno de graffiti y algo de escritura política casual, mientras se oye música clásica de fondo. Pero además se celebra irónicamente el pasodoble (o mejor dicho, es otra ocurrencia). Es una película que juega con el hartazgo, o si quieren verlo, con la paciencia, y esto significa humor y un filme finalmente curioso o de cierta originalidad.