sábado, 16 de diciembre de 2023
Otra película maldita
Otra película maldita (2023) es un documental de los argentinos Mario Varela y Alberto Fasce y exhibe la historia del cine de terror argentino. Ésta historia empieza en 1934 con El hombre bestia de Camilo Zaccaria Soprani, la que se inspiraba en obras extranjeras y no se asumía como terror solamente, tenía de comedia y en general no hay muchas películas argentinas de terror puro y duro en sus inicios, por mucho tiempo incluso. Durante gran parte de su desarrollo histórico eran mezcladas con comedia y se fijaban mucho en particular en Abbott y
Costello que hicieron humor familiar de la mano de monstruos clásicos y célebres. El cine de terror argentino pasaba por el melodrama, la ciencia ficción o hasta el noir. No obstante aunque hay un llamado a la preservación de películas argentinas y no solo de terror, tiene sus hitos nacionales, sus obras gloriosas, que el documental irá enumerando y expurgando con la ayuda de montón de directores argentinos del género que son propios de nuestra actualidad, así como hablan especialistas en el rubro o conocedores del cine en general, como Fernando Martín Peña, sobre todo con la preservación del material fílmico y esa calidad de tener material rebuscado. El título de ésta propuesta viene porque muchas películas argentinas del género no se han conservado, se han perdido o quedan pedazos solamente, o recibieron poco aprecio en su época. Al cine de terror argentino le costó ser tomado en serio durante décadas, incluso por el INCAA, organismo del estado que regula y promueve el cine en toda Argentina. El INCAA actualmente subsidia también películas argentinas de terror. Pero esto ha venido a suceder en los últimos 15 años donde el cine argentino de terror pasa por cierto boom, de una gran proliferación de películas, aunque la mayoría van al video o son exportadas al extranjero. Ésta propuesta hace una síntesis de éste especie de boom cuantitativo, y muchas de las imágenes que se pueden ver de éstas obras -muchas de cine B- son bastante interesantes y llamativas, se ve al vuelo profesionalismo, buenos efectos especiales y harto ingenio. Se exhibe mucha pasión por el terror argentino de gente especializada, en un quehacer que ha ido evolucionando y provocando mayor aceptación en general, partiendo de muchas visiones en el tiempo, hasta ser reconocido tal cual lo que es, y en esto entra en acción opiniones de muchos entendidos nacionales, que obsequian su pasión definiendo su mirada, su perspectiva, su labor en particular y además dan una apreciación universal. El filme apunta a la diversidad de voces actuales que se ven identificadas con el festival Buenos Aires Rojo Sangre, festival argento especializado en terror que inicio en el año 2000. Entre los hitos que se presentan y auscultan, puesto que a pesar de no haber sido abundante por mucho tiempo tienen películas de alto nivel en el horror, tenemos El extraño
caso del hombre y la bestia (1951), de Mario Soffici, que hacia algo ya muy propio. Así también tenemos a un actor famoso participe del género en Argentina, que señala una época de oro nacional para el cine en general, Narciso
Ibañez Menta, con, en especial, Obras maestras del terror (1960), que dicen inspiraría nada más y nada menos que la respetada saga de Poe de Roger Corman. El cine más guerrillero de terror, el de bajo presupuesto y pocos escrúpulos tendría representantes míticos en Emilio Vieyra y Armando Bo, a los que el actual boom puede considerarlos padres de lo que ahora hacen ellos, pero el filme muestra como se van formando los cimientos de la actualidad con gente que luchó mucho por hacer cine de terror y los muestran revolucionarios de cierta manera para la cinefilia nacional, autores muchos de ellos malditos o no tan conocidos en toda magnitud, si bien éste filme es una celebración, una fiesta, por el género hecho en Argentina. La propuesta nos descubre verdaderos apasionados, como cineclubistas coleccionistas de rarezas, productores de culto y otros misteriosos, nuevas generaciones tomando la batuta, directores consolidados ya en sus pequeñas glorias, todos hablan y aplauden el terror, cuentan anécdotas, se ven directores legendarios dando o habiendo dado sus opiniones frescas, porque el terror amerita también libertad y trasgresión, como también se festeja la popularidad como la que genera Aterrados (2018) y esto porque beneficia a todos, se siente una comunidad que aplaude porque cada peldaño que gana uno lo agradecen todos. Muchos directores y público tienen de frikis, gente que vive realmente el cine de horror, que celebran las hazañas que yacen en concretar (y vivir) momentos de una de éstas películas. El filme apunta muchas películas de culto, generando empatía en todo verdadero fan del género -llegando a proponer identidad dentro del conjunto de un ecléctico cine argentino-, con imágenes que cogen destellos de suma creatividad, además de ratos descabellados y algunos hasta afilados. También muestra mucha gente como inspiración (y pasión) para el resto.