lunes, 26 de junio de 2023
Beau Is Afraid
Beau is afraid (2023), la tercera película del americano Ari Aster, es una película imperfecta, como conjunto, pero que en su humor negro y terror llega a cuotas altas aunque exigentes de efectividad. Es una película a ratos insufrible, de las que molestan y son en buena parte demasiado raras, pero también en cierta manera es una propuesta original, que no se ha visto antes. El protagonista, Beau, es Joaquin Phoenix que es el tipo de actor y el tipo de persona que cae preciso en éste papel, él tiene esa vena irreverente y extrema en su personalidad y es de los actores que parecen no temer ganarse el repudio del espectador, como con I'am still here (2010). Llamémosle a esto eterna inmadurez o un actor todoterreno o ambos. El filme tiene a un Beau que tiene problemas mentales y vive en un estado de desequilibrio, controlado a medias por pastillas y su psiquiatra. Un día se entera de la muerte de su madre y no quiere ir a ver su velorio, pero como que muchas horribles circunstancias, muchas empujadas por tomar mal sus pastillas y la locura, hacen que termine yendo para allá. Phoenix hace el papel de un tipo como indica el título, que vive en constante miedo. Beau está situado en un barrio peligroso y la culpa de su locura se la achaca a sus padres. Los padres de Beau son de buena posición económica y lucen como los típicos padres superficiales y llenos de conflictos que han trasmitido y vuelto a Beau en éste personaje. Todo el filme se deja ver como la meditación y cosmovisión (en la locura) de Beau sobre su vida y su cotidianidad, amplificado por la muerte y la fantasía perversa en que lo coloca la madre que lo ha traumado. En una secuencia, ella, quien tiene similitudes con la madre de Norman Bates, llega a mostrar su imponente personalidad, en la performance de la actriz Patti LuPone, cuando lo confronta. Por el final es un viaje aun más surrealista del que hemos presenciado donde hay un juicio que parece salido del congreso de Star Wars y que juega con el Gran Hermano de Orwell y The Truman Show (1998). Hay una escena sexual bastante buena con una Parker Posey aun sensual y erótica a los 54 años, que termina en una imagen y rato realmente terrorífico. Beau es un hombre lleno de golpes de la vida, lleno de fracasos. Su existencia actual es trágica. Cuando sale de su casa, medio sin motivo, empieza su viacrucis. Es atropellado y apuñalado. El francés Denis Menochet hace de un vecino veterano militar y loco en toda la palabra, que es parte del desequilibrio de Beau y de su mezcla constante de realidad y fantasía perversa, como un reflejo. Aster tiene un humor negro bastante radical e inaudito. El filme tiene momentos de verdadero terror y también humor sacrílego. Pero es una película demasiado incómoda y demasiada perturbadora, de esas que son difíciles o imposibles de amar. Es una propuesta excesivamente freak, y al mismo tiempo juega con la realidad reconocible de un desequilibrado. El filme es llevado a los peores extremos, es cruel en muchos pasajes, la gente es horrible, el mundo es horrible. Son de esos filmes que es la cumbre de un cierto cine y época, la modernidad de extrema rareza y cierta corriente pesimista, decadente y crepuscular. Es de esas obras que en realidad uno no quiere ver masificadas o repetidas, aunque se distingue, pero es más la radicalidad de un cine que ya se viene haciendo en la modernidad y exige cada vez más hasta venir a reventar, como tal cual se presenta hasta lo literal en la última hora de ésta película. Así vemos que el filme puede que insinúe lo peor con el padre, y lo hace mediante el surrealismo más ridículo enfrentado por ese otro yo violento que yace en la mente del frágil Beau. Se insinúa incluso que aunque Beau luce muy débil y poco propenso a lo físico -donde hay también un miedo a lo sexual, propio de las lecciones maternales de protección o sobreprotección; hay varias lecturas en el aire de distinta índole- sueña-delira con matar a la madre, que es también despegarse simbólicamente de a quien relaciona con sus enfermedades, pero donde en el filme se recurre al terror. Beau is afraid juega con lo peor del ser humano. Aster intenta emular un poco a Woody Allen, pero potencia al extremo la apuesta del judío neurótico, colocando su humor negro y horror particular, logra ponerle un sello personal. El filme maneja ambigüedad. Beau también parece el niño rico y mimado venido a menos, que se vuelve independiente y termina en un lugar como los barrios humildes de New York donde tiene que verse mezclado también con lo feo de EEUU. Es el miedo al entorno lumpen, aun peor de lo que es por los problemas mentales y la fragilidad. La madre todopoderosa está en la psiquis de Beau, con la que desarrolló poca habilidad con las mujeres, como añorar a la nana-empleada botada seguramente por los celos y la omnipotencia maternal, es la representación de la opresión psicológica que incluye la ausencia paterna, quizá la madre fue madre soltera y lo instó además a odiar al padre.