martes, 26 de julio de 2022
The actress
La actriz (2021), corto de 6 minutos del americano Andrew Ondrejcak, puede verse como un monólogo de una intimidad, a través de 6 películas que conllevan 6 actuaciones, dentro de un pequeño escenario y una sencilla pero decente puesta en escena que recrea esos filmes. Nuestra protagonista es la actriz trans de origen filipino y también directora de cine Isabel Sandoval. El corto es a su vez una reinterpretación que pasa por 3 lecturas, la actuación o ser actor, la transexualidad y el mundo mismo. Esto está complementado con cada película escogida, con su concepción original. El primer escenario es el del cine de Douglas Sirk. En lo que vemos tenemos a la actriz como una mujer sufrida, melodramática, se menciona pretender y que todo es falso. Refiere a la ilusión de realidad que crea el cine, pero dentro del sentimiento está como uno percibe la existencia. Se deja en el aire que vivir indica falsedad, frustración y resignación, dentro de un halo romántico. También es curioso que en la interactuación no le comprenden, es como si ésta estuviera hablando de ciencia ficción. Luego pasamos a otro tono y tipo de mujer, la actriz se mete en la piel de la imponente Marlene Dietrich, mujer que no era en realidad una beldad, pero que tenía tanto carácter que uno veía quien ella quería que vieran. Marlene era de imagen andrógina y era bisexual, no temía ser quien es. No obstante ella habla de llevar disfraces o máscaras, de estar muy maquillados y arreglados, lo dice con ironía y frescura, quitándose desde lo literal halagos, y al mismo tiempo dice más. Pero acota que al final siempre sale quien uno es. Habla también del espectáculo. Con los disfraces se siente como los payasos o comediantes; pueden trasmitir alegría, pero pueden ocultar sus verdaderas emociones. A continuación la actriz es Isabella Rossellini, estamos en Terciopelo azul (1986). Ahora representa una mujer de fuego que maltratada yace cansada esperando que alguien le salve. Es decir hay un estado emocional que superar. Con La naranja mecánica (1971), es querer ser aceptado, por el cine, por ser trans; por el mundo. En Barbarella está el gen de atracción, que puede ser simplemente la empatía, pero hay un tono propio del carnaval, que es también muy LGBT. Pero pronto, la actriz se autocuestiona. La protagonista se dice única pero también un poco freak. Finalmente con Malick se invoca el amor para crecer, la mirada es humilde. Es querer que nos quieran.