jueves, 31 de marzo de 2022

Re Granchio

 

Dirigen el italoamericano Alessio Rigo de Righi y el italiano Matteo Zoppis. Abre la propuesta con unos viejos cazadores comiendo y tomando, reunidos para divertirse, para contar historias. La que nos compete es la de Luciano. El relato o leyenda se ubica en una villa remota italiana. A ratos parece la Sicilia de Michael Corleone. No obstante la del rey cangrejo es una historia más antigua, de otro tipo de leyenda y de distintas versiones, pero que se trata de contar la más sólida. La imagen mostrada es una imagen austera, con olor a neorrealismo a lo Pasolini. El rey cangrejo o Luciano (Gabriele Silli) es un borracho, para en malas condiciones, yace adormecido, pero le alcanza para enamorar a una hermosa joven, Emma (Maria Alexandra Lungu). Al inicio se resiste, quiere autodestruirse, pero el amor le llega al corazón y acepta enamorarse de la deliciosa Emma, mujer llana, siempre a flor de piel que no vulgar. El filme literalmente se divide en 2 partes. La primera es un drama pastoral con moralismo roto y con sabor a tragedia. Es excelente la actuación del desconocido Gabriele Silli, cómo yace tirado, fuera de éste mundo, como drogado por el exceso constante de alcohol, siempre sudoroso, de aspecto sucio y descuidado, pero aun así alberga en sí cierta belleza, con un aspecto físico tosco. No obstante éste tipo siempre luce existencial, sensible, triste, sin ser plano. El desempeño es glorioso, cine, noción del uso de la imagen, fuerza expresiva y escénica. No es tanto que la historia sea original o curiosa, en realidad no lo es, sino es lo que vemos, la estética, la expresión visual de todo, desde lo llano y diáfano, pero manejando cierta oscuridad o perversidad con un toque clásico, es un mundo adrede imperfecto, medio feo. La segunda parte baja su estética sublime, pero se mantiene interesante. Ahora seguimos un tesoro pirata y colonial por medio de un cangrejo y un estanque natural de agua. Ésta parte recuerda a Zama (2017) de Lucrecia Martel, así también a Jauja (2014) de Lisandro Alonso, y además por su lucha contra la naturaleza a Epitafio (2015) de Imaz y Olaizola. El lugar es Tierra del Fuego. 

miércoles, 23 de marzo de 2022

Belfast


Ésta película se basa en la infancia del director británico Kenneth Branagh, nacido en Belfast, capital de Irlanda del Norte. Su retrato es interpretado digamos que por Buddy (Jude Hill, en su debut en el cine), un niño de 9 años. Es un filme que por momentos de tan intenso que es parece un musical, una obra de teatro con efectos especiales. Tiene un toque de cierta exageración o propio del espectáculo, como con los disturbios en las calles contra las minorías católicas o las peleas contra el gángster local que no lucen realistas del todo, sino son parte de esa magia que vive la familia de Buddy cuando van al cine, fanáticos en especial del western, de joyas de ese género; o en particular, y queda muy bien descrita su pasión cinéfila (y la de Branagh), cuando disfrutan del musical británico Chitty Chitty Bang Bang (1968), sobre un auto volador, y se sienten dentro del filme y de la historia que la llegan a experimentar en la piel. Buddy es un niño bueno, inocente, muy pegado a su familia, muy amante de todos ellos, sin sentimentalismos baratos, pero desde la empatía familiar ideal, que obviamente existe aunque puede sonar algo fácil como séptimo arte tanto como aquella de eterno conflicto. El filme posee de histórico porque se enfoca en las revueltas y ataques de fines de los 60s de los protestantes contra las minorías católicas -que tiene de identificación política, territorial y nacional-; esto perdura en toda la propuesta, pero si bien Branagh no escoge ser esa minoría, los apoya o mantiene un estado de total tolerancia y comprensión con ellos, que llega a decirlo directamente el padre de Buddy a éste, con cierto toque a peliculero digamos también, reflejado en la obra en la inocencia de enamorarse de una niña bella católica. Otro punto constante del retrato es la necesidad de subsistencia económica, que está muy bien expuesta; la familia de Buddy no tiene mucho dinero y el padre tiene que ir fuera de Belfast continuamente a trabajar y traer dinero. Esto trae peleas entre el padre y la madre de Buddy, por más que existe amor entre ellos. Son interpretados por Jamie Dornan y Caitriona Balfe, dos personas de gran belleza que no obstante lucen creíbles como gente de cierta humildad; Caitriona ha sido una modelo muy famosa y su carrera en el cine ha empezado hace 10 años, tiene 42 años. Caitriona en su papel luce una mujer terca, de carácter, no quiere dejar Belfast ni sus raíces, origen y conocidos, que incluye alejarse de los queridos abuelos paternos que son cosa aparte en ésta propuesta, un gran trabajo sentimental y romántico que muchos adoran y han celebrado, en la piel de Judi Dench y Ciarán Hinds que están de lujo, sobre todo Dench a sus 87 años. La madre de Buddy aun amando a su marido no quiere irse de Belfast y Buddy, aunque pequeño, piensa igual; el padre quiere emigrar para estar todos juntos -sin él tanto fuera- y con mayores oportunidades. En todo esto el filme puede que esté exhibiendo una pelea sutil por un cierto nacionalismo contra algo mayor, quizá la palabra Reino Unido, adscrita a una mejor existencia. Pero como dicen las oraciones finales: los nacidos en Belfast, los que se fueron, los que se quedaron, los que murieron, siempre han llevado en el alma éste lugar. Branagh celebra la ciudad donde nació, pero como fantasea la abuela con el cine su lugar en realidad es mental, abstracto, emotivo, como con el amor por la familia, nuestro verdadero territorio. 

martes, 22 de marzo de 2022

Si pudiera desear algo


Éste es un documental que versa sobre marchas y revueltas del movimiento feminista en México. Está lleno de rabia y furia y con razón, se asesina o desaparecen muchas mujeres en México, que ellas llaman a su país México feminicida, creen que el estado hace poco o nada para cuidarlas. De ello salen muchos lemas, montón de frases, pintan mucho las paredes. Lo hacen políticamente como Bansky, pero de manera muy llana, con cierto feísmo, pero con esa furia y necesidad que las impulsa, que las lleva a lanzar humo de colores, gritar arengas llenas de fuerza, impacto e ira y hasta prender fuego, derribar barricadas, gritarles a los policías o pintar monumentos, invadir plazas. Frases, palabras, no les faltan. Hay sobre todo juventud, vemos mucho punk y onda hip hop. Puede ser que su intensidad juvenil las hagan proclive a la violencia, pero su grito es legítimo y lleva justicia, no pueden seguir matando o muriendo mujeres en México ni en ninguna parte. Es el feminismo propio de nuestro tiempo, inevitable y ubicuo. La documentalista española Dora García ha sido recurrente captando aquí la esencia del movimiento en su obra, lleno de mexicanismo. El filme lo complementa una parte que se fusiona con el feminismo, al menos en el presente trabajo documental, con el arte de un músico homosexual autodenominado La Bruja. Éste grueso hombre lleva barba y pelo largo, pero se pinta los párpados y usa aretes de mujer, a veces usa vestido femenino típico mexicano y menciona que su arte y él buscan romper etiquetas y crear un mundo aparte del que yace afuera, un mundo donde se le parecen. Muestra para bien y para mal fragilidad, aunque tampoco se está inventando la pólvora. El filme aborda su música, sobre todo instrumental y en ello luce interesante, mezcla folclore mexicano con modernidad, como la elegancia del arpa o el violonchelo. Su música experimenta mientras trata con su transexualidad. Es abordado de manera no solo respetuosa sino cuidada. Su lucha y defensa es expuesta en el guion documental como estribillo de canción.  

domingo, 20 de marzo de 2022

Nightmare Alley


Hacer remakes buenos es cosa difícil, y hacer además un remake de una obra maestra o de culto lo hace un reto gigantesco. Nightmare Alley (1947) de Edmund Goulding es una obra maestra y también una obra de culto, es cine clásico con una historia oscura, rara para la época, una verdadera gema. Se basa en la novela de título homónimo publicada en 1946 por un escritor maldito, William Lindsay Gresham. Guillermo del Toro y Kim Morgan se encargan del guion del filme del 2021. Guillermo dirige y han cambiado cosas, explicado y ocultado otras, le han puesto 40 minutos más al metraje y parecen 2 películas distintas, aun cuando tienen el mismo magma, la novela de Lindsay Gresham. Otra virtud es el protagonismo de Bradley Cooper, se ha convertido en uno de los mejores actores de la actualidad y llena de expresividad la pantalla. Tyrone Power hacía de un huérfano que caía en la correccional y se había vuelto un tipo ambicioso, egocéntrico y egoísta. Hambriento de dinero logra convertirse en brujo o adivino, con cierta reminiscencia al popular escapista Houdini, al ámbito de carnaval, espectáculo y circo en general, era un estafador. Cooper es ese mismo personaje, Stanton Carlisle, pero él es un tipo que oculta su perversidad, tiene secretos, rencores que carga como mochila, lo mismo pero en otro lado en el Carlisle de Power con haber otorgado una bebida a un alcohólico de avanzada enfermedad. En Power surge ambigüedad, se dará un factor presentado novedosamente en lo clásico pero muy recurrente en el cine de hoy en día. Guillermo opta por el realismo con especial maestría en el cine negro clásico pero con la brutalidad del cine moderno. Por todo esto los últimos 40 minutos del filme de Del Toro son sublimes, oro en estado puro, entretenimiento y hedonismo a la vena y una hazaña porque es algo nuevo, tan bueno como lo del pasado que luce por esa parte complejo pero despojado de adorno. Richard Jenkins hace tremenda performance, distinto personaje al filme clásico, éste ahora es un asesino (serial quizá) y jefe mafioso; el anterior era un millonario y empresario, pero ambos tienen un amor que quieren ver por última vez de manera sobrenatural y el estafador Carlisle prepara lograrlo. El plan trae sorpresas, ambas producto de su propia lógica. Jenkins en su rol lanza un devastador y literal: ¡voy a destruirte!, desespera la situación, desencadena la ira dormida, así mismo hace brillar magia cinematográfica. Ahí Guillermo pone dinamita, donde Power luce super clásico, remilgado. Pero no solo ahí el dúo Morgan-Del Toro logran lo imposible, vencer la "perfección" -entre comillas porque descubrimos que ahora le pertenece a otro-. La imagen del monstruo -el cierre de éste círculo perfecto- toma más forma en la última Nightmare Alley; la imagen es más dura, más potente, más dolorosa, más melancólica, más destino, ésta se argumenta más además. Esto hace que Del Toro haga una primera mitad bastante calmada, mucho más sutil en el alcoholismo y desaparición de Pete (que en el clásico es más bello su relato); hace uso de una narrativa en general detallista y lenta a un punto. Pero en la magia del mexicano está que al Carlisle de Cooper siempre se le achaca eso que nunca se le dice al exaltado galán Tyrone Power (salvo por las acciones del genial gigante Mike Mazurki como el bruto y básico Bruno que no se compra nada y parece pura envidia oculta), qué se le nota lo estafador por más que lo disimula o le salen bien las mentiras (mejor explicadas las estafas como adivino en Del Toro, aunque lo de llamar clave es una simplificación ingeniosa en lo práctico y lo empático esencial en la de 1947), que huele mal en realidad, que se nota que es de baja calaña, que es un elemento podrido, poca cosa, un mequetrefe, menosprecio que el Carlisle de Cooper siempre ha luchado por vencer, cosa que tampoco está en la de Goulding que está más centrado en lo esencial, aunque sin obviar que igual así logra ser efectivo y resaltante (o en Goulding parece propio del subconsciente). En la de 1947 la psiquiatra hace un uso esencial lleno de audacia que es tan solo mentir; en la del siglo XXI queda bastante patente lo rata que se anuncia la psiquiatra, con una Cate Blanchett exuberante en comparación a una discreta Helen Walker. Sobreviviré sentencia la del 2021, muy femme fatale. El mexicano deja en el ambiente el olor a sangre, a vísceras, un éxito en todo sentido. Bradley lucha con lo obvio, que su físico lo sindica de galán, y triunfa Del Toro, trabaja muy bien con ello, para hacer algo distinto, romper con imágenes preconcebidas con coherencia y habilidad. Ambos filmes giran en base a la fatalidad del alcoholismo y es ahí que Lindsay Gresham dejó el alma y pisó la gloria. 

jueves, 17 de marzo de 2022

Camuflaje


Camuflaje (2022), del argentino Jonathan Perel, se presentó en la sección Forum de la Berlinale 2022. Es un documental que gira alrededor de un lugar llamado Campo de Mayo, un terreno que durante la dictadura de 1976 a 1983 fue un espacio donde se desapareció gente extrajudicialmente, fue un lugar de detención. El guía y también personaje es el escritor argentino Félix Bruzzone, quien además es el de la idea del filme y ha escrito un libro sobre el tema. Bruzzone entrevista gente que tiene que ver de alguna manera con Campo de Mayo. Ésta gente suele proponer en que se debería de convertir el lugar. El filme tiene cosas curiosas, como una mujer que enfrasca tierra de Campo de Mayo y la vende como recuerdo. La propuesta al final tiene una especie de competencia deportiva donde amateurs pasan por pruebas militares como diversión. Bruzzone luce extrañado con esto, levemente irónico, desentendido de ello, a él se le identifica más con un lugar de memoria, sobre todo cuando su madre fue desaparecida ahí. Los vecinos cuentan como es vivir próximos de Campo de Mayo. Bruzzone vive cerca y suele correr alrededor, corre para sanar. Es un filme sencillo, pero con su cuota de creatividad. Es un documental político. El documental trata de buscar personas con algo particular que contar de Campo de Mayo, y algunos saben bien del tema o mejor, saben de distintos temas, como que el lugar es rico en flora y fauna. Campo de mayo es abordado desde diversas aristas como un eje de atracciones, todos tienen su visión personal. Llega a ser particularmente atractivo a ratos, como cuando Bruzzone analiza los rieles del tren relacionado con ser runner

miércoles, 16 de marzo de 2022

Nuclear Family


El director americano Travis Wilkerson abre su documental contando su preocupación por el apocalipsis, a razón de una guerra nuclear, a razón de algún error. Dice tener pesadillas y suena un poco loco y hasta maneja algún toque tenebroso, pero seguramente lo dice de manera ligera, aun cuando su madre tenía obsesión con una guerra nuclear y la gloria nacional. La madre sale en un video casero hablando de ello, se le nota un poco vulgar. Travis dirige éste filme con su esposa, Erin, y sale toda su familia, sus tres hijos que se dedican a solo estar, a disfrutar, los pequeños a ser simplemente niños. Travis cuenta sobre su vida y efectivamente las bombas nucleares están por todas partes en su existencia, desde donde vivió y creció. Travis es ingenioso haciendo de un filme bastante austero, de muy bajo presupuesto, de guerrilla se diría, algo interesante, atractivo, y sin caer en feísmos o un cariz defectuoso. Se nota que Travis es un tipo inteligente, culto, como su mujer. Pero también es divertido, como los reflejan las bandas sonoras que utiliza como complemento en su documental. También le interesa hablar de los indios americanos, cuenta historias de ellos, los eleva, los defiende, habla del blanco como invasor y su mujer hace un uso de las plantas de la zona para lograr una cierta tesis general al respecto. Éste documental también es un viaje familiar, un viaje turístico, un viaje de aventuras, entretenimiento y recuerdos, se pueden ver cosas curiosas, desde lugares históricos hasta un equipo de beisbol salido de The Simpsons. Hay una composición estética así mismo, con bombas atómicas explotando. Hay su leve ironía, hay su lado profundo, ésta propuesta es una bitácora de viaje. Se deja ver un lado intelectual sólido sobre lo nuclear, un estudio de la realidad en EE.UU. y es menos sofisticada de lo que uno pudiera haber creído. Se hace mención de cierta irresponsabilidad de EE.UU.; Travis puede ser muy crítico. Se le siente honesto e idealista, se le percibe imparcial y justo en lo posible, ni su madre se salva de la crítica, aunque sutil. Es un documental lleno de cosas curiosas como de muchas historias (que incluye hasta la Alemania nazi), como ver cohetes nucleares como parte de un parque de diversiones. Se dice que lo nuclear es algo muy americano y Travis hábilmente consigue demostrarlo, argumentarlo.

domingo, 13 de marzo de 2022

King Richard

Dirige Reinaldo Marcus Green y es su tercer largometraje. Nos retrata como el padre de las famosas tenistas Venus y Serena Williams las hizo campeonas, encaminó y construyó sus carreras. Es un retrato sentimental de un hombre humilde pero inteligente que tuvo un plan y fue incluso contra la corriente -tomó varios riesgos- y logró que 2 de sus 5 hijas se convirtieran en legendarias tenistas. Es un filme que muestra todo muy claro y sencillo y muy interesante. Richard Williams (Will Smith) era un simple guardia de seguridad y vivía en un barrio peligroso y pobre, Compton (Los Angeles). Iba a la cancha de tenis publica y tenía que lidiar con los pandilleros habituales, muchas veces fastidiosos y amenazantes. Se llega a ver que había una vecina que paraba denunciándolo; el filme habla de abuso paterno, al haber tanta exigencia de parte de él en son del triunfo deportivo, pero el filme se desliga de ello y hace ver que Richard tenía un plan de éxito deportivo y además quería alejar a sus hijas de lo lamentable y destructivo de las calles. Hay una escena breve pero gloriosa con Will Smith en lágrimas como padre que desnuda su alma y habla de ser un padre protector. Él solía decirles a sus hijas, en la competencias, que se diviertan, ya que ahí habitaba la tensión. Hizo 2 deportistas sólidas, inclusive psicológica y socialmente; hay un trabajo curioso con enfrentar ser estrella y famoso. Es un filme de superación y también de identificación -de los afroamericanos-, que dentro de la historia también están al tanto de esto. No es un filme rompedor, pero es muy bueno emotivamente y se disfruta, es una bella historia que involucra a un hombre luchando contra la frustración y haciendo de sus hijos lo que la vida le negó. Les llega lo material a todos, una vida privilegiada -como era el plan de Richard-, pero esto no es detrimento de ningún tipo, era también un plan familiar, otras hijas pagaban su universidad con el trato a futuro de éxito mutuo con un entrenador de deportistas de élite, con Rick Macci (Jon Bernthal). Maci es un gran personaje y posee una muy buena actuación, como para seguir a Bernthal de ahora en adelante. La famosa campeona española Arantxa Sánchez Vicario es ilustrada un poquito como de mala, como gran rival de Venus, pero luego se pone normal la historia, menos fantasiosa o menos cinematográfica, menos exagerada. Se mencionan muchos tenistas reales talentosos, se juega con sus figuras como argumentación más que algo visual. Es la historia de la primera tenista afroamericana campeona del mundo, la historia de Venus Williams, de la mano del ingenio de su padre (y una madre con carácter, que acompañó y ayudó en todo, interpretada por Aunjanue Ellis). Tenemos un Richard Williams excelentemente actuado por Will Smith que es realmente competitivo como actor. Serena es mucho más secundaria o anexa al plan general deportivo. Es un filme sobre humanidad, sobre emociones, sobre triunfos labrados con personalidad, sobre sueños concretos, pero métodos atípicos y logros excepcionales, y puede sonar un poco ilusorio, aunque también motivador. Sin duda es como dicen todos en la trama, algo especial, hacer de un niño afroamericano salido de un barrio pobre un ícono, hasta internacional, el primero en un deporte de élite, muy costoso y selectivo, y el camino a seguir de muchos otros. Se percibe negocio y dinero, pero la propuesta trabaja mucho lo interno, el espíritu humano, bastante desde el padre que no era en realidad perfecto -sutilmente expresado en sus infidelidades, mencionado únicamente- pero con mucho trabajo duro -aunque no del todo visualizado-, como salir a practicar en la lluvia, pero ahí está el repetir el have fun! que es válvula de escape. Era un padre con complejos también, pero que amaba a sus hijas, no era un explotador, era un soñador con un plan real y que sus hijas lo tuvieran y consiguieran todo, hasta lo excepcional. 

lunes, 7 de marzo de 2022

Los asesinos de la luna de miel


Aunque parezca curioso decirlo, porque éste es un filme de crímenes, de asesinos en serie, también es de romance y de amor, pero uno perverso. Los asesinos en serie de éste filme en verdad existieron y lo que veremos es justamente lo que hicieron y cómo fueron. Estos asesinos eran pareja, Marta Beck (Shirley Stoler) y Ray Fernandez (Tony Lo Bianco). Marta era una mujer gruesa y Ray sufría de cierta calvicie. Estos pequeños defectos se manejan sutilmente, no se exageran, pero están ahí como subtexto. Ray era de ascendencia española y había adoptado en la vida una posición de seductor, aunque seducía mujeres desesperadas por amor (y por casarse), mujeres mayores, viudas o solteronas; era un estafador, buscaba robarles el dinero. Marta era también una mujer desesperada; aquí en éste filme se tergiversa un poco sobre ella, no se habla de sus ex maridos e hijos. Marta por medio de su mejor amiga, interpretada por Doris Roberts, la recordada madre de Raymond de la popular serie Everybody loves Raymond, en un papel breve, la pone en unas citas del periódico y así llega Ray a su vida. Marta es enfermera y vive con su madre. No se trabaja mucho éste flechazo tan radical, pero el estafador Ray se enamora perdidamente de Marta, aunque le mentirá muchas veces y la manipulará  hasta el cansancio con el amor apasionado y ciego que sentirá ella por él, de quien se dice que en la vida real lo veía similar físicamente a Charles Boyer. Ray aun es un pequeño estafador, cuando conoce a una de pocas pulgas Marta. Juntos será un cataclismo, movilizado en mucho por los celos de ella al verlo tener relaciones con sus nuevas esposas a estafar. Entonces iban por el pedigrí de Ray, embaucar mujeres mayores, yendo hacia el horror, que incluye a un menor y un martillo. Tres mujeres sufrirán de su crueldad, donde participan algunas actuaciones levemente cómicas de tres actrices que no eran luminarias de la actuación pero otorgan personalidad al filme, que tiene un toque de terror en los asesinatos, hay suspenso y se siente incomodidad en algunos ratos. Tiene de retrato duro que puede sentirse paliado con cierta exageración en el morir como quedar con la lengua afuera -que llega a verse moverse un poquito después de la muerte- o con pegar alaridos y en un obvio nerviosismo mostrar excusas tontas en medio del miedo de saberse en peligro de muerte. Las tres actrices tienen acentos marcados -parecen del sur- y una llaneza que puede mostrar la despreocupación de la personalidad que otorga la edad, dígase en franco ligera vulgaridad, pero que juega con cierta comicidad, aunada a un relajo de cine B. La interacción con éstas mujeres dan pie a un filme con personalidad propia, manejan encanto cinematográfico y varias emociones encontradas, miedo con algo de ligereza. Suma bastante lo que hacen las tres actrices noveles. Mary Jane Higby, que en su personaje es solo aparentemente sagaz, pero muy rica en su escenificación, es la mejor de las tres; Marilyn Chris hace otra actuación muy curiosa, y fue la única de las tres que llegó a hacer carrera en el cine aunque sencilla; y por último tenemos a Kip McArdle. La pareja protagonista, tanto Tony Lo Bianco como Shirley Stoler hicieron carrera profesional como actores (Tony sigue vivo y está activo), y aunque no fueron estrellas -no obstante el presente filme es de culto- fueron participes de la gloria de algunos filmes celebres en donde participaron de secundarios. En el filme hay mucha (buena) actuación, Ray fuma cigarrillos sofisticados, Marta come abundantes trufas de chocolate arrojada en la cama. Mientras estafan se dan tiempo para tener sexo, son bien activos en el asunto, si bien todo muy cuidado, muy clásico en ello. Hay escenas bien trabajadas, como la del ahogamiento, en fuera de campo y con la sugerencia del sonido, o cuando pegan de pícaros. Presenciamos enojos y emociones muy sentidas en Marta, ella es muy emotiva, aunque al mismo tiempo es muy cruel, por tratar de agradar a Ray a toda costa. Ella tenía igualmente un lado abiertamente desagradable, y Ray no quería enojar a su compinche, pero era también como un matrimonio y había amor, aunque en condiciones atípicas. Manejaban mucha tensión, aunque no eran gente común, eran gente tocada, muy extraña. Ray denota ciertamente amarla, hay muchas demostraciones en el filme -hasta leerle una carta de amor-, aunque a su modo. También como buen estafador luce simpático, dentro de su performance de galán latino, y necesitado, que puede dejar dudas de sus verdaderos sentimientos. No obstante ella era su doble perverso, sórdido, capaz de lo impensable, y él sentía que la controlaba -al monstruo en el espejo-, había poder ahí y completarse. En ella era sentirse correspondida, a pesar de todo, la lógica incluida; hay muchos ratos que él parece más débil y ella más salvaje, más inconsciente. No se puede negar que había un romance y eso lo hace un cine algo extraño -es sin duda un filme outsider- y a la vez atractivo como arte, así como fue un romance con la corrupción, fueron dos ratas que se complementaron. Es una obra llevada al desembarazo de lo suntuoso -más que verlo como imperfección-, es un filme descarnado en buena parte, pero virtuoso y con personalidad. Es el único filme que dirigió Leonard Kastle y además guionizó y esto le bastó para entrar al panteón de la inmortalidad. 

sábado, 5 de marzo de 2022

Not Quite Hollywood: The Wild, Untold Story of Ozploitation!


Éste documental del 2008 de Mark Hartley nos refiere al cine de explotación de Australia que tuvo su nacimiento y época de gloria a comienzos de los 70s hasta fines de los 80s, al lado de la llamada nueva ola australiana encabezada por la aclamada Picnic at Hanging rock (1975). El Ozploitation, cómo se le conoce a éste cine de explotación, llegó a su máxima gloria con Mad Max (1979) sobresaliendo su impresionante trabajo con los autos, con sus poderosos choques, acrobacias y velocidad extrema. Pero lo más divertido es lo que forma el grueso, la base y esencia de éste cine trash australiano que James Wan -nacionalizado australiano- le rinde homenaje, lo lleva al paroxismo, con la reciente Malignant (2021). Wan cuenta que se inspiró en una escena de Mad Max para Saw (2004), la de la sierra manual. Tarantino sale hablando bastante y lo hace desde el fanático y apasionado de éste cine, con lenguaje bien de a pie, super directo, con expresiones que se perciben auténticas de entusiasmo, con sus frases cinéfilas poderosas; lo dice todo a boca de jarro y pega saltos en el asiento y ríe y celebra como un loco extasiado. Dice que Kill Bill (2003-2004) le rinde homenaje a uno de sus héroes cinéfilos que pertenece al Ozploitation, a Brian Trenchard Smith, que actualmente vive en EEUU y se dedica a hacer cine pero para video. Trenchard también es entrevistado; él es uno de los grandes nombres del ozploitation. Tiene hitos australianos como Los Bicivoladores (BMX Bandits, 1983; una de las películas claves para la carrera de Nicole Kidman). Todos los gestores de éste cine salen hablando y lo hacen con entusiasmo que se siente en la piel, con mucha felicidad y contento, entre el desenfado y el orgullo, porque por más trash que haya sido el ozploitation lo sienten original, innovador, honesto y que profesaba identificación cultural, identificación y creación propia, muy personal, hacían un cine neta y poderosamente australiano. Se llega a mencionar que el vomito brutal en El Exorcista (1973) fácil se lo copiaron de ellos -aunque pudo ser ironía decirlo-. Por otro lado el cine italiano tan imaginativo y popular los calcaba en varias producciones. El Ozploitation pasó por la explotación sobre todo del sexo, el terror, la comedia y la acción. Hubo mucha trasgresión, se solían retar cada vez más, romper limites con mayor extremismo que hasta se decían que qué estaban viendo, que qué estaban haciendo y ríen todos los entrevistados cuando lo recuerdan; muchos de estos entrevistados son productores, la mayoría de espíritu jovial y muchos de ellos taquilleros, aunque alguno dice que se trataba de ganar para esto invertirlo en la próxima locura; otro dice que lo comercial puro y duro es complicado de vender, la gente prefiere cierto estándar, de ahí el título del documental. Los críticos odiaban el ozploitation, algunos son entrevistados pero lo toman frescos, como quien tenía la lógica de su parte. Había un productor en particular que lo llamaban el Roger Corman australiano y es otro habitual entrevistado de ésta obra. Una vez que se venció a la censura (y hay sarcasmo con la mención de un censor manco y la masturbación cinéfila, expresión que también usa Tarantino), el resto fue hacer lo que la imaginación quisiera, y ahí también anida inventar vicios y perversiones pero desde el acto de querer entretener. Hubo identificación cinéfila dentro y fuera del filme con la irreverencia extrema, aunque también se apuntaban algunos malos elementos que no entendían de la sátira que se trabajaba. Se dan respuestas de esto -hay descargos de criticismo- con bastante ironía y relajo. Éste cine de explotación estaba plagado de incorreción política, habían bromas gruesas de todo tipo. Eran épocas muy osadas y, como manifiestan, muy divertidas, pero también peligrosas, porque se retaban mucho con el cine de acción; ahí entran a tallar dobles míticos que hasta Jamie Lee Curtis celebra a alguno de acá muy en particular (se habla también de un imitador de Bruce Lee que trajeron de Asia a Australia y era bastante antipático). Jamie es entrevistada porque también participó del ozploitation durante su apogeo como scream queen y final girl tras la icónica Halloween (1978). Kill Bill también rinde homenaje a otro grande de éste cine que es Richard Franklin con su película Patrick (1978) y estar en coma; Franklin murió joven, a los 58.  El filme de Hartley también le dedica ésta propuesta a Franklin. Australia es más que coalas y canguros dicen los autores del ozploitation, si bien explotaron al máximo el desierto como lugar común nacional. Éste filme está  lleno de anécdotas, e historias de primera mano, de los artífices absolutos (están todos), entrevistados de lujo y muy francos, es un documental muy completo, hasta hay chismes. Hablan inclusive cantidad de las chicas bellas y sensuales que se  desnudaban como pan de cada día y que curiosamente muchas no son efímeras actrices; vemos ahí -también de joven se desnudó- a Jacki Weaver. Es un documental visualmente muy bueno, presenta una gran edición, es cool, bastante entretenido, sin abrumar con demasiada información pero dando una mirada panorámica y representativa que sacia el tema y al buen cinéfilo.

jueves, 3 de marzo de 2022

Akyn (Poet)


Estuvo en la Berlinale 2022 en una sección discreta, pero distintiva. El director kasajo Darezhan Omirbayev tiene actualmente 63 años y 7 películas -incluida la presente- en su filmografía. No tiene muchos premios en su haber. Su debut en 1992 le dio un reconocimiento en el festival de Locarno y su tercera película ganó el máximo premio en Un Certain regard, Cannes 1998. No es muy conocido fuera de su país; su alcance como cineasta es muy reducido. Esto lo emparenta con la historia y personajes que ofrece su último filme, que se percibe íntimo, una declaración de personalidad y principios. En éste un poeta (Yerdos Kanaev) lucha por no claudicar ante sus circunstancias, es decir, que no tiene público y no le es fácil sobrevivir de su vocación por la literatura. El filme abre con el trabajo austero en una oficina, con ordenadores personales, donde un grupo de gente mayor -salvo el protagonista que es aun joven- discuten la realidad de ser poeta o artista en su país; mencionan que los poetas están desapareciendo y que cada vez es más difícil serlo. No solo lo harán muchas culturas, y lenguajes, sino el aprecio por la poesía que ellos argumentan y defienden; proclaman su importancia. El filme es una declaración de sobrevivencia y ética para y por el arte (refiriendo al más puro y auténtico), desde la poesía, pero que claramente interviene el cine también y el arte en éste. El filme también es un viaje en el tiempo; pone, a un lado y a otro, el pasado campestre y el presente tecnológico. El viaje al pasado lo hace a la vida de un guerrero kasajo convertido en poeta quien realmente existió, Makhambet Otemisuly. Ese trayecto empieza a inicios del siglo XIX y transcurre hasta hoy en día en como termina finalmente éste poeta tras enfrentar el olvido y la invisibilidad; gracias a su vez a la voz intergeneracional de unos pocos. Ésta invisibilidad es lo mismo que pasa nuestro actual poeta, de manera ruda y notoria, a veces Omirbayev pecando de muy poco sutil, como con las carencias y anhelos económicos, que van en el protagonista desde un auto moderno hasta unos simples zapatos de vestir, pero que luce muy lógico pensarlo. No obstante el filme le ofrece dinero aunque supone vender su arte al poder adquisitivo. Suena un poco romántico en la presencia moderna pensar en el arte verdadero por sobre rechazar el dinero; pero luce noble también aunque quizá inocente, como cuando el protagonista se llega a inspirar en un niño pequeño, pensando en dejar principios y un legado honesto. En Makhamet todo es muy potente, muy claro y no necesita de mucho para contener una figura fuerte (aunque se extraña más info de su vida, bastante simplificada; yace actuada por la misma familia del presente). Éste lucha contra el colonialismo ruso desde el nacionalismo y lo autóctono; se enfrenta a una fuerza y violencia mucho mayor que la que ofrece su pueblo y él (al imperialismo ruso); lo suyo es un acto de valentía kamikaze. También se justifica que la única salida sea convertirse de guerrero nómade en poeta. El nuevo y último poeta busca emular y guarecerse en ésta legendaria existencia y suena justo aunque propio de otro tiempo, ese mismo que yace invadido por la tecnología, que no es mala aunque se le puede percibir algo así, pero en realidad como explica la apertura, la interesante conversación en la oficina, cada nuevo tiempo y cambio exige un nuevo tipo de poeta guerrero. Su lucha es una lucha de siempre. Ser poeta, un poeta auténtico, es una notoria lucha, contra diferentes enemigos. Los de hoy son la invisibilidad y otro hacer valer la ética y esencia contra la necesidad de dinero; también de cierta forma contra el poder. En un momento todos miran extasiados algo, el poeta se acerca a ver que es eso que los tiene atónitos y deslumbrados, y se trata de una despampanante y sexy bella mujer kasaja, desnuda en pose sugerente pero no vulgar y sólo vestida con tacos altos, bien justificada ésta "extravagancia" en la historia, como decir que la vida tiene también ésta clase de felicidad, incluso para un director poco conocido, que dígase de paso es uno de los admiradores literales de esa fémina bella. En otro momento se hace alusión a la debilidad, esa que maneja El poder del perro (2021), de Jane Campion, como ruptura de la imagen del western tradicional; aquí como parte de la esencia poética de nuestro héroe moderno kasajo (pero supone una debilidad en busca de soluciones). El filme tiene una parte muy ingeniosa, con un lugar de venta de celulares o televisores de última tecnología, algo muy identificable en la actualidad; hace sentir en el espacio la obra 1984 de Orwell, algo de sci-fi con ser poeta. Los subsidios también son sugeridos, la ayuda de un mecenas del arte flota como fantasma detrás de la noticia de un televisor. Es un filme bastante austero en todo sentido, pero exuda una honestidad y un discurso sólido; Omirbayev sabe usar el lenguaje audiovisual para trasmitir el propio pensamiento, aunque con pocos recursos. Le falta montón de cosas, pero aun así es indiscutible su valor. 

miércoles, 2 de marzo de 2022

Bullitt


Bullitt (1968), del británico Peter Yates, es una maravilla de película como cine de acción y crimen, una cátedra de hacer una película compleja y totalmente impredecible en el género. El legendario Steve McQueen es Bullitt, un oficial de policía muy inteligente que muestra sensibilidad y es un tipo de a pie, pero también es un hombre duro y de acción. Es el paquete completo. En una escena su novia -interpretada por la hermosa y muy deseable Jacqueline Bisset- tras ver un cadáver, una mujer estrangulada, y a Bullitt tranquilo preguntando por su caso, queda horrorizada con la frialdad con que toma las cosas Bullitt, es decir su profesionalismo, y no sabe si seguir con él, cree que ese horror se va a meter en su casa. Bullitt no la obliga a seguir con él, no le discute, la deja decidir y guarda en buena parte más bien silencio; él sabe que su trabajo tiene cosas desagradables. No obstante brevemente llega a agregar (a argumentar) que la mitad del planeta vive en ese tipo de realidad y algo hay que hacer por ellos. Bullitt es pues un héroe, aunque simplemente hace bien su trabajo (y eso es mucho). Un político de dudosa reputación interpretado por Robert Vaughn pide cuidar a un testigo que declarará contra la mafia; Bullitt es encargado como jefe de los guardaespaldas policiales. Pero las cosas no terminan bien, finalmente Bullitt es de carne y hueso y eso lo hace aun más grande y el retrato policial y de acción de Yates una joya y lección de buen cine, donde sea. Éste filme exhibe un asesino a sueldo muy bueno, de cierta edad y con el cabello blanco. Sin duda, muchos maestros del cine de acción han debido tomar nota de ésta propuesta. Tiene una edición de esas excepcionales, donde hay que tener el ojo rápido y entrenado, y la mente atenta y despierta, a ratos -tampoco todo el tiempo para no agobiar- todo se mueve demasiado veloz y puede haber lugar que completar con la mente. Frank P. Keller ganó el Oscar por su endiablada y efectiva edición. Es un filme de acción con tres escenas de esas intensas y poderosas; una, cuando emboscan al testigo, seca y contundente; otra con una extensa, gloriosa y mítica persecución en auto; y tres en el aeropuerto, con una persecución a pie -que ha debido inspirar a Michael Mann-. No es un filme fácil (pero siempre entretenido); a medio metraje pega un giro y todo puede confundir si no estás atento. La trama criminal cambia notoriamente (sin dejar de ser notable); es explotar dos opciones parecidas como arranque y cerrarla rompiendo el esquema anterior. El enemigo muestra también un alto intelecto, en mucho es como jugar al ajedrez y encima harían sentir orgulloso a Hitchcock. La escena de acción del aeropuerto copia el mismo método que la del auto. Te mete ahí dentro de la escena realmente, como pocos; usa cámara subjetiva entre otros recursos. El auto sigue terco en la pista (cuando ha perdido de vista a su presa); Bullitt siempre es inteligente. Puede sonar repetitivo, pero el cine de acción no suele demostrar de manera tan fehaciente que su héroe lo es. Saben pelear como los más bravos eso sí, pero lo otro no se trabaja mucho y esto es otro punto distintivo y virtuoso (arte) de la presente propuesta. Bullitt luce sugerentes gestos en la cara, es variado y bien expresivo con poco; es efectivo pero siempre humano, se percibe real, como cuando Yates se da el tiempo de que salga a comprar comida congelada o que tome un taxi, con un taxista nada más y nada menos que interpretado por un aun no muy conocido Robert Duvall (talentoso, pero de perfil bajo). Bullitt es un filme icónico, de los más grandes del género. Su Ford Mustang verde oscuro es tal cual Steve McQueen, a quien por algo lo llamaban The king of cool, y ésta es su máxima película, aunque pelea el lugar con esa otra joya llamada Papillon (1973).