Trabajar alrededor de una película tan aplaudida siempre es
un riesgo, más allá de la expectativa que genera. La mayoría falla. Pero Blade
Runner 2049 (2017) sale victoriosa. No es una película espectacular, pero es
una buena secuela. El director Denis Villeneuve junto a los guionistas Hampton
Fancher –guionista de la primera Blade Runner- y Michael Green hacen una
historia que respeta la original y la complementa muy bien. Incluso Deckard
obtiene más respeto que el que tuvo Han Solo en Star Wars: Episodio VII - El
despertar de la fuerza (2015), pensando en las actuaciones más populares y
admiradas de Harrison Ford.
Ryan Gosling es K, un blade runner que caza replicantes
antiguos, pero pronto él renegará de su trabajo cuando se dé cuenta que él
también ansía ser muy humano y que los replicantes, seres que ansían la
libertad, atrapados bajo el yugo humano, merecen una mejor existencia. El
cambio llega cuando los replicantes ya no son construidos, sino pueden reproducirse
por ellos mismos, éste cambio hace que se trate de buscar eliminar al primer replicante
nacido. K es enviado por su jefe de la policía (Robin Wright, que hace un
personaje sólido, que sólo cumple con su trabajo y el que cree su deber) a desaparecer
todo rastro del mesiánico replicante.
El filme de Villeneuve tiene una narrativa lenta, vemos como
es la vida de K por buen tiempo, K tiene una pareja virtual, un holograma, en la
actriz Ana de Armas. Ella trae un sentir de melancolía, aunque ella es una
mujer muy sensible, una mujer que solo busca la felicidad de K. La vida de K está
dedicada al trabajo, cazar, pelear y matar replicantes viejos, y volver a su
casa y tener una vida sin intensidad, apagada. Pero K en silencio guarda un
secreto. Quiere ser también humano, aunque siente amor por Joi (Ana de Armas),
que es un dispositivo de manufactura, que lo compras. No obstante se alimenta
de las experiencias a su alrededor.
Esta propuesta no contiene mucha acción, pero es
interesante, mantiene la atención por su historia. Todo gira alrededor de un descubrimiento
obvio, no del todo corroborado. En esto el filme tiene coherencia, y va
alimentando su narrativa. Va otorgando más y más forma, aunque lo
conozcamos de manera directa y fácil. Esto no está mal, simplemente es una forma
de aparente cine amable, de dar arranque a todo lo que vendrá, que es bastante.
Esta obviedad solo es una parte porque las formas son lentas
y la película evita el espectáculo en la mayoría de su metraje, que sólo se presenta
por espacios muy cortos y sobre todo al final, con la replicante ultra moderna
asesina Luv (Sylvia Hoeks), que aunque es de movimientos veloces y gesticulación
normal y muestra una cruel inteligencia en sus diálogos recuerda a la máquina
femenina de Terminator 3: Rise of the Machines (2003).
Blade Runner 2049 le da mucha cabida a los personajes
femeninos, que están muy bien trabajados y presentan variedad, a un lado sensibilidad
y al otro mucha fortaleza, aunque es K el protagonista. Dave Bautista tiene un
papel pequeño como el replicante Sapper, pero siempre está en ascenso, mejorando, y no le falta una buena performance
y es para tenerlo presente. También nada más memorable que entrar en el pasado de la mano de los hologramas que muestran a Sinatra
y a Elvis cantando en un abandonado enorme casino y que en ese mismo lugar el
blade runner clásico y el nuevo se tomen unos whiskies al conocerse.