Una historia de amor y furia (2013), de Luiz Bolognesi, trata de tres sucesos recogidos
de hechos reales del pasado de Brasil, más un cuarto tras estos que hace de racconto,
y que se instala en la ciencia ficción futurista, una que intenta alertarnos de
hacia dónde nos podemos dirigir como humanidad si continúan, se magnifican y
empeoran algunas cosas, dentro de una distopía en el año 2096. Fuera
de conocer algo a grosso modo de éste país culturalmente hermoso la realidad es que desconocemos mucho, aun siendo parte de latinoamérica, y se hace más pecaminoso en
nuestro caso, por ser nuestros vecinos sudamericanos.
Sus tres fechas y contextos coyunturales le dan sustancia y realce al conjunto, y formulan un concepto, lectura y argumento bastante claro, importante y pesimista. Prestando atención y con el conocimiento histórico necesario el espectador apreciará mucho más la propuesta, la que ganó la máxima presea del festival de animación de Annecy 2013, el más importante en su tipo.
Sus tres fechas y contextos coyunturales le dan sustancia y realce al conjunto, y formulan un concepto, lectura y argumento bastante claro, importante y pesimista. Prestando atención y con el conocimiento histórico necesario el espectador apreciará mucho más la propuesta, la que ganó la máxima presea del festival de animación de Annecy 2013, el más importante en su tipo.
El primero se da en Guanabara, en 1566,
siendo nuestro protagonista, alguien que se reencarnará múltiples veces en el
relato, un indio perteneciente a la tribu tupinambá, los que son tan aguerridos
que incluso practican la antropofagia para robar el alma y fuerza al enemigo. Éste suceso yace en medio de la conquista portuguesa del país y la lucha de estos contra Francia
por el dominio del territorio, mientras las propias tribus yacen divididas y en
constante disputa.
El segundo sucede en Maranhao, en 1825, el año de la
independencia de Brasil, poco antes de conseguirla mientras yace la esclavitud
y el maltrato de los colonos, para lo que nuestro
héroe, ésta vez un hombre de color con una familia que cuidar, decidirá
levantarse en armas para salvaguardarlos, haciendo uso de guerrillas. Éste sentido se repetirá en cada episodio, unos que se cargan de una contundente
tendencia de lucha social, dígase socialista, la de los oprimidos empujados a
responder con violencia ante el sojuzgamiento, humillación y crueldad de los
poderosos. En éste caso es enfrentarse al abuso extranjero, que implica la violación, la tortura y el asesinato, entre lo
fantástico y efectista, y lo histórico y verdadero, en un entretenimiento reflexivo. A ésta revuelta se el conoce como La
Balaiada.
El tercero se anuncia en la ciudad de Rio de Janeiro, en
1968, durante la dictadura militar. Tiene de protagonista a un guerrero inmortal, quien sigue siempre a la mujer que lo complementa, llamada Janaína, la que reencarna también, pero sin que ella lo sepa. La halla de estudiante y revolucionaria y decide unirse a su pequeño grupo armado. El relato continua hasta 1980. Cuando el guerrero muere –con
lo que desaparece su cuerpo instantáneamente- se convierte en ave recorriendo
el tiempo antes de tomar otra vida. En un momento determinante y cíclico yace como cámara subjetiva. En el guerrero inmortal subyace una cubierta mítica, aun comportándose tan terrenal, a razón de sufrir,
llenarse de intensidad. Está ilustrado bajo una mística, en aquellos vuelos por el cielo
imponente, diáfano, libre, en medio de la luz y la bruma.
En todos los relatos existe un lado romántico, poético (en un microcosmo
que se une a uno mayor), que lleva de continua frustración y tragedia (tanto en
el ideal colectivo como en lo íntimo), pero de lo que no se revisten por completo, ya que tiene escenas fuertes y un pensamiento
crítico sólido, repetitivo, aunque siendo dibujitos esa carga disminuya, sin
arrancarle su cualidad de ser animación para adultos, un arte distinto de
expresión que hay que tomar en serio desde su estilo, el que Bolognesi
complejiza y embellece con estéticas tridimensionales y clásicas laboriosas,
con distintas texturas, detalles (como seguir y amplificar el trayecto de una
abeja), un cromatismo cautivador, trabajador de atmósferas, y un toque visual duro,
realista, imaginativo, erótico y sensual. Confieso que me fascina la sencilla creatividad de la estatua
del Cristo Redentor mutilada de un brazo y con una inscripción callejera.
Se puede ver en el uso del amor verdadero, hallándolo en cada vida y perdiéndolo (aunque en cierto rato no sean pareja), a la telenovela, esa que
tan bien conocen y explotan en Brasil, señalando un lado básico, aunque decirlo suene en buena parte injusto. No obstante considero que ese
lado no solo funciona sino que aporta, mejora el producto, dándole un toque de
relax -ante las ideas políticas- y atractivo al conjunto, como a su vez un
sentido de cuento a todas las acciones, sin que por ello se pierda su lectura
trascendental, profunda, la de moverse por otros y no por uno, por un sentir
puro, noble, necesario y poderoso, capaz de apasionar a cualquier hombre, de
hacerlo reaccionar, que saque su furia interna, que se pliega perfectamente a
la ideología que intenta trasmitir el filme. A esto se agrega como colofón una defensa
ambientalista, de cara a lo apocalíptico bajo la escasez del agua.