martes, 30 de noviembre de 2021

Spencer


No es de las mejores películas del talentoso director chileno Pablo Larraín, pero aun así tiene algunas virtudes y deja un saldo pasable en cierta medida. En ésta película Kristen Stewart interpreta a Lady Di o Diana de Gales o como finalmente se reconocerá, como Diana Spencer, en una obra que es algo obvia y repetitiva, pero que a fin de cuentas funciona. También hay mucho llanto, tensión, melodrama y hasta casi una crisis mental, todo de la mano de Stewart que en mucho del filme actuará como si estuviera siempre sola, con sus frustraciones, penas, decepciones y hasta desesperación, esa que la lleva hasta querer medio como a suicidarse con una escalera vieja, en un momento bien artístico, bien escénico y detallista en efectos. Diana sufre por el amor no correspondido del Príncipe Carlos (el actor británico y desconocido, pero prometedor Jack Farthing, que trasmite cierta melancolía suave en un empaque de dignidad ante el sufrimiento secreto). Carlos ama a otra mujer, que llegamos a ver que le coquetea en una iglesia y Diana llega a presenciarlo, suele ser humillada así, esto se nos manifiesta como no queriendo ni pudiendo evitarse quizá. No obstante Carlos le dice que debe verse obligado a tener relaciones con ella como si fuera algo desagradable, todo en el tono de sutileza que también se maneja en el guion de Steven Knight que a ratos puede ser escandalosamente cursi o excesivamente llorón, muy delicado hasta la afectación, a través de una Diana que no puede ser mala nunca y que todo el mundo dice amarla, inclusive la realeza siente piedad y lastima hacia ella, que puede ser infantil y hasta darse el lujo de ser boba, ir a vomitar repetidas veces -y arrojarse humilde y débil al costado del inodoro- y hacer mil y un escenas como con esa maravilla del collar roto por sus manos en la sopa, que luce una escena incómoda y magistralmente tensa. Diana es comparada con Ana Bolena, y al inicio suena algo tonto, pero a medida que lo piensas -y lo ves- se hace una comparación muy precisa; comparten muchas semejanzas, pero siempre haciendo ver a Diana como alguien intachable, golpeada por el entorno que tampoco pretende dañarla ni tampoco Knight, quien es muy respetuoso o cuidadoso en su guion. Toca llagas, pero luego afloja y deja limpio y despejado el terreno, deja muy poca perversidad en el aire. Parece como que no existen culpables, es más como una mala jugada de la propia vida o el destino caótico y azaroso, dentro de esa responsabilidad que Diana parece no contener en un machaque de humildad y llaneza de la personalidad que nos muestran de ella, la princesa del pueblo, y la dueña de un apellido sin mucho abolengo, Spencer, como cuando terminan en KFC tras una escena sumamente ridícula, poco digna de un cine serio, pero que se entiende como más que un desliz una empatía para calichines (cinefilia para dummies). Diana (Stewart) se arrastra cayéndose por las paredes, huye rota y maltrecha, dolida, intenta escapar y no puede (cosa que está en varias partes simbolizado, como con las cortinas), se va desmoronando y reincorporando -y volviéndose a caer- hasta llegar a dar con el water. Todo esto es muy exagerado, muy notorio en querer sensibilizar de la manera más primaria y medio que funciona y no tanto, todo a media caña o en baja sintonía, sobre todo para la gente exigente. Hay varios momentos donde se trabaja con la humildad de Diana, que se confiesa al cocinero o a su asistente que la viste, interpretada por Sally Hawkins quien interactúa un poco en el filme con quien es en la vida real Stewart, con su lesbianismo y su dirección de cine en ciernes, un agregado quizá de Larraín, que tampoco desentona, pero pega un poco de cursi también. Es un filme sobre el sufrimiento, sobre no encajar, también sobre ser continuamente golpeado, humillado y sometido y encima retenido en el mismo sitio para seguir recibiendo más golpes, todo bajo ese protocolo aristocrático que hace complejo y arduo disfrutar de tanta opulencia, curiosamente tanto dinero notoriamente no satisface y todo por culpa de tantas restricciones (representadas muy bien en el glorioso personaje militar que hace el gran Timothy Spall, pero que guarda una sorpresa), donde un simple espantapájaros desarma tanta imposición y ¿por qué no?, medio que funciona, es creatividad. Mucho sufrimiento más bien adormece, la exageración te pone insensible, pero para ser justos algo sobrevive, no toda fragilidad sirve, pero queda. Ningún filme de Pablo Larraín es malo, pero el presente está lejos de ser notable; a ratos tanto lujo, y perfección en ese sentido, más bien parece de telefilme. 

domingo, 28 de noviembre de 2021

Ema


Ema (2019), del chileno Pablo Larraín, es una película cool y que por todas partes exuda y grita popularidad, también es una película con personalidad y que a un punto hace lo que le da la gana. Puede que sea algo efectista y algo notoria en su ansia de ser cool y quizá hasta cinefilia hardcore, pero es una excelente película, no cabe duda, y se disfruta un montón. Qué importa que se noten algunas costuras. En ella se baila y se canta reggaetón. En un momento se argumenta, se le critica a éste baile propio de una nueva época musical, con lo usual, con una exposición de enojo e intensa de alguien inteligente pero de expresión sencilla. Pero enseguida salta a la pantalla como un tiroteo verbal un monólogo poderoso que enaltece al reggaetón y lo fundamenta en un orgasmo y queda perfecto. El filme intenta coger la esencia de éste baile comercial y popular en su postulado máximo, el sexo, que deriva en sensualidad, erotismo de a pie y de paso la libertad del cuerpo. La protagonista es Ema (Mariana Di Girólamo, joven muy popular por un par de telenovelas chilenas) y ella tiene harto sexo en pantalla, con mujeres y hombres, es bisexual, sin tapujos, libre como el viento, pero en un empaque light, medio para la fotografía pero que se percibe simpático, que aprueba, aunque puede que un poco esté demás. Ella deja en claro su liberalidad sexual, se ven muchas escenas de éste tipo, cuidadas, no vulgares, pero sensuales, guapas, en especial con compañeras de baile, queda totalmente claro que esto es el reggaetón o se intenta decir que éste es su mundo y filosofía, simple y contundente, como el filme en cierta medida. El gran Gael García Bernal hace un papel como un tipo y marido tóxico, algo malvado; tóxico es la palabra de la nueva época, una palabra ubicua, de esa otra cara y lugar común o dominante que es el feminismo y la denuncia del patriarcado en nuestra actualidad. Me viene a la mente con ésta película dedicada al reggaetón un debate con el porno donde se podría decir que hay matices y muchas contradicciones por donde se vea, no se sabe definírsele del todo, sí repudiarlo o perdonarle la vida, llamarlo esclavitud y deterioro o liberación o simplemente derecho, así vamos pensando sin querer pensar tanto, es un filme básico en realidad pero bueno. Ema usa un lanzallamas, casi como una seña de su personalidad, como si fuera un cómic, epítome de lo cool, sin duda una gran idea, el fuego es algo muy visual y hermoso, así como el rocío de éste sobre un carro es impactante y efervescente, aquí bajo un plan que al final se desarma en la esencia general -en la temática simbolizante del reggaetón- o es que es sólo cumplir -y ya- con añadir una raya más al tigre de su definición de relajo sexual. Por pantalla pasan algunas luminarias chilenas, actores icónicos o populares chilenos, uno de ellos propio de un gran hit internacional (La Nana, 2009), es la actriz Catalina Saavedra, quien se manda un monólogo riquísimo que le da duro a la pareja protagonista y describe matices, con tremenda solvencia verbal e histriónica, como para darle más momentos así en otras películas. Aunque Mariana es la verdadera estrella de la película y lo hace muy bien, Gael siempre es competente y demuestra el porqué de tanto recorrido profesional y cierta fama. El mexicano sabe ser perverso, Larraín también es un maestro con esto, aunque éste talento a algunos no suele agradar, pero da en la llaga, tiene bastante poder escénico. Un estribillo de sarcasmo y herir al otro asoma en la voz repetitiva de Gastón (Gael) y esto aunque cruel moviliza el filme y a Ema curiosamente, la heroína. Al término del "ingenioso" plan surge un embrollo familiar, un lugar familiar caótico, muy contemporáneo, un poco freak, de muchos colores, pero todos, aunque algo avergonzados, felices. Por el final más parece cierre de comedia de enredos; se diluye un poco el reggaetón, pero como al comienzo -despacio, sólo baile primero, bajo un sol enorme y sugerente- es como subir y bajar los decibeles. 

sábado, 27 de noviembre de 2021

Last Night in Soho


Last night in Soho (2021), del británico Edgar Wright, es una película que opta por la franqueza de sus postulados y le queda tremenda película, así mostrándolo todo, explicando todo. Su primera mitad es un poco ambigua, y luego plasma una idea y gira alrededor de ella. Ésta idea es sobre cómo la prostitución termina destruyendo a una mujer, a sus sueños de ser una persona exitosa y famosa. Ésta historia es una historia común a muchas mujeres, es algo que todos escuchamos, sabemos, intuimos o percibimos. Edgar Wright ha hecho la película por antonomasia de ésta situación, de como una chica talentosa, pero igual a muchas, entra al negocio del entretenimiento y termina consumida por la maldad, la lujuria masculina y el aprovechamiento humano. Nuestra historia base se viste de terror bajo ésta temática, con fantasmas y persecuciones sobrenaturales a esa vera, bajo el concepto de la prostitución, que ocasiona un inevitable daño mental. En la ambigüedad tenemos una cara de la moneda, que será interna (en los 60s) y externa (en el presente), interpretada por Thomasin McKenzie, con ella tentamos a la herencia de la esquizofrenia y el golpe ruin del vacío y un Londres intimidante. Eloise (Thomasin) verá fantasmas, tendrá visiones y será como un espejo. El filme tiene 2 posibles caídas, o dos historias bien fusionadas, una con la madre y otra con el pasado en la prostitución, el filme trabaja con la memoria, con esos momentos que quedan detenidos en las cosas y en los lugares, porque por lo general esas historias que no se van son alimentadas con sucesos terribles. La otra cara la representa Sandie (la talentosa y en buenas manos deslumbrante Anya Taylor-Joy) que es de esas mujeres que dejan huella, que impactan e impresionan, no ya con su belleza simplemente, sino con virtudes, con una fuerte personalidad y habilidades para el hedonismo. En ese ámbito entra a tallar el galán y actor británico Matt Smith. El filme guarda una muy buena sorpresa cuando se revelan el porqué de los fantasmas, los hechos. Éste filme es magistral con el uso de la música, crea escenas -sin ser un musical- llenas de potentes y sugerentes bandas sonoras o canciones que construyen momentos y estados impresionantes, que emocionan, que son cine en estado puro, y enaltecen la experiencia de la sala de cine, no solo de manera sonora sino junto a lo visual. Wright tiene un talento muy especial con el uso de la música para crear escenas intensas y gloriosas. El momento en la escalera manipulando la inocencia muerta del pasado -donde habrá compasión y feminismo- es una de las grandes escenas del séptimo arte contemporáneo. Wright no teme mostrar su cinefilia cargada de música, ésta es abundante y, aun así, no falla. Los colores que dominan la pantalla también son hermosos, el juego de la luz a lo giallo o a lo Wong Kar Wai. Los 60s también se disfrutan en éste filme, y su contextualización es super básica pero harto práctica y llena de vida, la moda también en esta época tiene gran motricidad. Thomasin y Taylor Joy hacen una dupla perfecta, nunca mejor escogida. También notable la elección del actor joven Michael Ajao, muy bien incorporado, sin verse forzado, muy bien trabajado, de a pocos, con solidez, un galán de color de perfil bajo, sin querer imágenes fáciles de lo cool con él; yace muy lógico en la trama y por cómo es Eloise. Last night in Soho tiene terror bueno, y sobre todo bien argumentado, con una historia inteligente y de manera totalmente franca al final de la jornada (o, mejor dicho, a media película), y ni que decir de lo entretenida que es la película, Wright finalmente convence y entusiasma hasta al que no lo quiere por hiperinflación y alardes y hambre de cinéfilo pop. 

miércoles, 24 de noviembre de 2021

36 Mar del Plata: Jesús López


Jesús López (2021), del argentino Maximiliano Schonfeld, trata de la muerte de un joven llamado Jesús López que tenía de rebelde, algo de abusador, pero también era muy querido por sus amigos; fue un líder con algunas cosas dudosas o reprochables, muerto en un accidente. El filme se enfoca en como su primo, Abel, un chico un poco tímido y más perfil bajo discretamente trata de imitarlo, coger su aura de chico cool. Suele quedarse en casa de sus tíos, padres de Jesús, y como que empieza a llenar el vacío que ha quedado. Entre estos dos personajes hay una pequeña lucha abstracta de personalidades y aceptaciones y rechazos en la provincia de Entre Ríos, en zona rural argentina. El filme en la primera mitad de éste es convencional, pero aun así cautivante y entretenido, luego se torna un poco surreal y toma una forma más explícita con sus abstracciones sobre la usurpación de la personalidad. Abel mediante la simple magia del cine se convierte literalmente en Jesús (o éste se apodera del cuerpo que está invocándolo), hasta coge sus malas mañas. Mientras Abel es un chico más humilde, más del campo, Jesús es atrevido y más propenso a cruzar límites, de toda clase. Abel puede pasar por un poco tonto, Jesús es un muchacho más sensual. Con éstas diferencias el filme plantea su juego de roles, lo maneja de manera sutil -a pesar de su toque surreal-, nunca exagera, es todo propio del cine indie argentino si se le quiere llamar de alguna forma. Es un retrato muy cuidado, no lleva sobredimensión, pero todo luce propio de detalles. Es un filme sencillo finalmente, pero bueno, algo que se disfruta, y no requiere de golpes efectistas ni bajos. 

domingo, 21 de noviembre de 2021

7 Semana del cine: Un crimen común


Un crimen común (2020), del argentino Francisco Márquez, no es tanto una película de terror o es que es sumamente sutil trabajando el género. El filme es político, pero sin hacer una referencia directa a alguna dictadura en particular, sabiendo que en Argentina hubieron dictaduras, y desapariciones extrajudiciales. Con ésta base general trabaja el thriller, la película de terror tenue. Una mujer llamada Cecilia (la bella Elisa Carricajo) se despierta de madrugada porque tocan desesperadamente a su puerta, con temor mira por sus persianas y logra ver al hijo joven de su empleada del hogar. Pero ella se queda pasmada y no le abre la puerta, al poco rato llegan unos policías que lo persiguen, lo capturan, se lo llevan y más tarde aparece su cadáver sobre un río y se entera que el muchacho ha sido asesinado anónimamente. De esto saltan a la pantalla miles de emociones que se posan en la performance de Carricajo que asume valiente tremendo papel. Por ella pasan las resoluciones que tomamos frente a algo tan critico, devastador e intimidante como una dictadura. El filme es el viaje poderoso que tomará Cecilia hasta otorgarse finalmente el perdón. Llevará una cruz pesada antes que es todo el filme. Los pequeños momentos de "terror" o "sobrenaturales" no son más que en realidad la culpa, el cuchillo que corta la piel y nos desangra hasta consumirnos e intentar destruirnos. Nuestra mente puede ser un verdadero calvario; nuestras decisiones, erróneas; la vida es complicada y no tenemos todos los aciertos, no tenemos todas las respuestas, podemos no tener las acciones precisas, somos al final carne, simplemente seres humanos. Pero el problema se hace duro y mortificante cuando hay una vida de por medio, por todo es un filme crudo, si lo pensamos bien y no nos enfocamos en querer hallar el gran filme original de terror o el de los impactos abiertos y deslumbrantes. Éste es un filme pequeño, trabajado con esa sutilidad que puede torturar al amante intenso del género. Es un filme indie argentino digamos, donde Elisa fuma nerviosa y busca la ducha para apagar el implacable remordimiento, donde confesarse es un paso que se piensa miles de veces y donde los fantasmas nos persiguen porque buscan algún tipo de respuesta, esa que se negó bajo la lluvia. Notable observar el impacto del descubrimiento de Cecilia de reconocer al muchacho muerto en donde se le halló en medio de disturbios. Valioso aunque sencillo observar como se cierran muchos momentos de sufrimiento. Es un filme demasiado austero y sutil para ser una obra de arte, pero decente e interesante a cierto punto. 

7 Semana del cine: De todas las cosas que se han de saber


Ésta película peruana, película documental, de Sofía Velázquez, se presentó en la 7ma semana del cine de la Universidad de Lima que acaba de terminar hace unas horas, y es la única representante peruana en el actual festival de cine de Mar del Plata que va hasta el 28 de noviembre. Se encuentra en la competencia latinoamericana. Es una película austera en imágenes con historias sencillas pero que esconde bastantes ideas y creatividad. Es una obra en homenaje al poeta peruano máximo César Vallejo, grabada en su ciudad de nacimiento, Santiago de Chuco, La Libertad, con gente de éste lugar. La gente es humilde, como vendedores de la calle o un joven músico como guía en particular. La curiosidad del filme viene con las ideas debajo que dan profundidad a la austeridad visual. Tenemos representaciones de los poemas e historias que escribiera nuestro vate mayor, expuestos como si fueran historias reales del documental que observamos, interpretadas al parecer por aspirantes a actores de teatro, actores noveles o gente común no profesional con ésta aspiración. Por un momento nos engañan, pero pronto se nota que están interpretando la obra de Vallejo, como pasa en particular con el músico joven. Puede que lo real y la ficción estén mezclados. El filme parece tomar de base un filme como Mysterious Object at Noon (2000), debut de Apichatpong Weerasethakul y su mejor película, aunque poco conocida. El filme de Sofía también presta entrevistas hablando siempre de Vallejo y su obra, no solo cierta espontaneidad e historias, como en la obra de Apichatpong. Se busca trabajar con el arte (la literatura) y lo real (de las historias de Vallejo), como con el viejo que toca el campanario, ambas se retroalimentan. En el filme a un punto se trata de romper el límite entre lo imaginario y la vida misma. Ésta propuesta maneja un fuerte peruanismo, un lado muy autóctono, mezclado con nuestro criollismo y con una figura que todos aman y respetan, un verdadero artista, y una figura que enorgullece, como lo muestran los pobladores de Santiago de Chuco. Se percibe autenticidad en trabajar con una figura verdaderamente nacional. Puede que el filme peque a ratos de una aparente simplicidad, pero es el ingenio, lo que va detrás, cómo se trabaja de distintas maneras la obra de un personaje mítico lo que agiganta todo, aun tomando la idea de Apichatpong, un director que ha enaltecido a su país con su propio lenguaje, folclore, imaginario, mística e historias. Es una buena fuente o magma de inspiración, con un filme que ha sabido despegar por su parte y hacer algo atractivo y curioso a partes iguales. 

sábado, 13 de noviembre de 2021

The Green Knight


The green knight (2021), de David Lowery, es más una película de cine arte que una de aventuras o de acción, lo que si se apoya es sobre la fantasía, pero le alcanza a pensar cosas comunes, si bien existe cierta sofisticación en las temáticas realistas si se quiere. Pensemos que habla del matrimonio por conveniencia o por fachada, en una relación donde el marido es raro y ella quiere ejercer su sexualidad. En el filme ésta mujer bella y elegante en la piel de Alicia Vikander se tilda a sí misma de bruja y seduce hacia la infidelidad al protagonista, a Gawain (un sólido Dev Patel), a quien ridiculiza cuando vence su reticencia al sexo con ella, por lealtad, que luego se minimiza con el acto del marido que interpreta Joel Edgerton; todo esto es pedestre, algo vulgar, pero es el tipo de filme que opta Lowery, cine de autor hardcore se puede ver. Es un filme que busca destruir la idea del idealismo, de lo "perfecto". En la historia medieval de Gawain nos dicen éste cuento no es El rey Arturo, no es esa clase de historia, y se le prende en fuego de manera impactante y llamativa, el fuego siempre es deslumbrante. Gawain entra a un juego bastante simple, el caballero verde, un caballero de fantasía, reta a todos en una corte de guerreros y Gawain hambriento de popularidad y renombre acepta su reto absurdo (que de paso sirve de divertimento general). En ese momento el protagonista no nota quizá el absurdo de su acción (puede ser vista como una lectura contra el machismo), ciego por la fama, enarbolando el honor que luego se discute de banal. El caballero verde acepta que lo decapiten para que luego de un año pase lo mismo con Gawain; esto ha de suceder de manera pasiva, no mediante ninguna lucha, aunque igual se dice que el tal caballero verde es invencible y ciertamente lo es, porque vuelve a la vida, es como una planta que pierde simplemente algunas partes externas, curiosamente esto es su cabeza. Gawain es humano y sabemos qué pasará con él, pero parece que nadie lo nota (ni él). Gawain se convierte por obra y gracia de su acción (suicida) en una celebridad y encima asume poder (relegado) en la nobleza. No obstante pronto llegará la promesa, la otra parte del juego, y un filme más para pensar que para llenarse de actividad. No obstante la fantasía medieval está muy bien, presenciamos ladrones con cuchillos liderados por el talentoso, y atípico al tipo del actor popular, Barry Keoghan, una historia de fantasmas en una casa al lado de un lago y una auscultación matrimonial como salida de la mente de Ingmar Bergman más nuestra ineludible modernidad en el concepto de relación abierta. El filme de Lowery diserta sobre lo bueno y lo malo o la felicidad y la desgracia, cómo todo se termina pudriendo o mostrando un lado desagradable, que representa el color verde, más que la exuberante y hermosa naturaleza, es decir, todo se corrompe, se descompone finalmente, y nos dice que hay que lidiar con ésta realidad poco aceptada, poco comentada o racionalizada. Éste juego de decapitaciones es justamente esto, como del bien pasamos al sufrimiento y a la decepción. De éste filme se siente un poco como que nos estamos de repente quedando sin ideas o es que la presión de nuevas historias, nuevo cine, y nuestra ineludible modernidad, está provocando que pensemos en cosas que no solemos pensar; quizá surjan nuevos descubrimientos, lo inteligente en todo caso es que no nos arrastremos hacia el síndrome de la perdición, de la resignación, como muestra éste filme, aunque con una cierta ironía final. Puede ser también un llamado de madurez, todo desde una obra de entretenimiento. 

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Out of Sync


Fuera de sincronización sería la traducción directa del inglés y es un título preciso, de eso trata la película que juega un poco a lo fantástico, pero tiene asidero real, puede verse desde un drama, que señala un tipo de defecto auditivo -inventado, fantástico- y/o un cierto problema mental. Pero donde ésta propuesta se maneja sin la tensión e inquietud propio del estado de locura, lo cual no es que sea malo o bueno, es al fin y al cabo una opción y depende del tratamiento. El filme debut del español Juanjo Giménez Peña se puede sentir emocional, retratando la dificultad de existir, pero finalmente se percibe positivo a pesar de todo, de tanto. Es una película sencilla y muy clara, fácil de entender, pero al mismo tiempo tiene ingenio, es hábil proponiendo con tan solo un pequeño cambio dentro del estado de normalidad o cotidianidad mucha plasticidad, surgen ideas de algo llano y da para hablar. El ingenio consta de que una mujer interpretada por Marta Nieto, una talentosa editora de sonido, escucha en su vida diaria el sonido después de que éste debe de oírse, éste pequeño cambio da para trastocar toda su existencia, que se alude a un mal hereditario y un pasado por descubrir; aunque con su rato bello en el recuerdo mágico del complicado parto, toda ésta parte es harto básica. En conjunto es un filme austero, con lo necesario simplemente, pero aun así es audaz y denota inteligencia. El filme no tiene mensaje abierto pero se entiende que alude que a pesar de todo la vida es bella, como ese momento de alegría con los tambores en la calle, es valorar lo aparentemente común, lo mismo que puede entenderse con ésta pandemia última. Hay que sobrevivir, reconstruirse, brillar luz interior si se quiere (como la protagonista, mujer también de pocas palabras, de miradas, a menudo tranquila), sin sonar excesivamente pasivo, tonto o masoquista, a pesar de tanto golpe, de mucha pena silenciosa, de mil y una decepción afectiva, carencia familiar, etc, a pesar de los muchos problemas, sin que se sienta la obra cargada o melodramática, todo expresado sutil y con recato, o dentro de una estructura narrativa más que decente, que irá desentrañándose como historia de vida mostrando muchas ausencias o cambios claves. Puede que por presentar novedad se caiga en cierta superficialidad (refiriéndome al asunto de la madre), aunque a razón de estar evitando la hipersensibilización, cosa que con tanto problema entre manos hubiera destruido su carácter fantástico, carácter que aliviana todo lo sensible y a la vez complejiza la obra entera sin ser ardua. También hubiera sido una obra de exceso melodramático con tanto golpe existencial y se hubiera creado demasiada ordinariez. El filme con su fuera de sincronización maneja entre 4 formas distintas, todas con su toque de ingenio y bien distribuidas, hasta ese cierre como último regalo de ingenio; simple, pero valioso, como si hubiéramos estado jugando audaces -sin ínfulas- al editor de sonido con la película, sin duda un homenaje a ésta importante labor cinematográfica. 

domingo, 7 de noviembre de 2021

A Night of Knowing Nothing


Presentada en la Quincena de los Realizadores, en el festival de Cannes 2021, perteneciente a la india Payal Kapadia, que debuta en el largo y el documental. El filme es una bitácora vivencial o diario intimo de una chica que solo conoceremos como L, y una voz en off leerá unas cosas que se encontraron de ésta muchacha anónima, halladas en una Universidad, donde justo estudió la directora; L suena a un alter ego de Kapadia, una voz coherente y decidida para hacer oír otras voces similares. L es una estudiante socialista de casta baja que se enamora de un joven de una casta superior mientras su Universidad es tomada por la ideología dominante, ideología que practica la discriminación a través de castas o capas sociales, esto impide que L se case con su amado, éste amado teme a su familia y a la propia familia de L, se habla de que lo pueden hasta matar. Ésta separación y pirámide de castas es muy fuerte en India, y son estudiantes como L los que luchan por derrumbarla, destruirla. La policía reprime ésta especie de pequeña revolución estudiantil, y hasta estudiantes de derecha entran a golpear a los muchachos socialistas usando máscaras y todo tipo de palos. Por el final vemos en un video de la cámara de vigilancia como los policías golpean estudiantes socialistas hacinados como animales desesperados contra una diminuta puerta tratando de escapar de las golpizas y arrestos. L, que supone la voz en off, habla poéticamente, también muy inteligente. En un momento se le siente melancólica, expresa sentir decepción de su pareja, y le hace un último llamado sutil (éste hombre se explica a través de lo que señala el título, recurre a lo onírico para comprender el mundo). El filme se basa en imágenes reales de fiestas y ceremonias típicas, folclóricas, indias, también de los mítines y huelgas estudiantiles que son muchos y con discursos y debates muy potentes y bien articulados. Los estudiantes también son vistos como una amenaza para la religión hindú y se les tacha de terroristas así como se les discrimina a los musulmanes en India desde el poder. En un momento Kapadia/L se detiene a reflexionar sobre el personal de la policía femenina y la lucha de clases y trae a la discusión palabras del mítico director italiano Pier Paolo Pasolini. Es un filme ensayo para pensar y como dice el ensayo es propio de la época, una época que clama por nuevos cambios sociales; más que la gente, se manifiesta, es el tiempo que se vive. Ésta propuesta está hecha a blanco y negro y mediante imágenes sencillas, pero es bastante competente y una obra de nivel. 

viernes, 5 de noviembre de 2021

The First 54 Years: An Abbreviated Manual for Military Occupation

 


Éste es un filme incomodo, algo exigente de ver, de esos que poco se difunden, es un documental poco original si se quiere también, pero bastante competente, deja en claro su punto, lo que quiere hacer notar y hacer pensar. El filme del cineasta y filósofo judío Avi Mograbi analiza como Israel tenía -y tiene en otro ámbito- sojuzgada e invadida Palestina, en la zona de la Franja de Gaza especialmente. Es raro ver a un judío ir contra su país, más allá de lo coherente que sea (o idealista), pero puede tratarse de defender al débil e ir contra el abuso, la violencia además, la muerte de paso y el continuo estado de tensión y guerra entre dos países que comparten territorio. Pero donde uno más poderoso hace lo que quiere con el otro, aun cuando Palestina es un hueso duro de roer, están llenos de dignidad y valentía y se defienden con fuerza, también propiciando violencia y muerte, aunque en menor medida, propio de que su poder es bastante inferior, es ahí que Israel teje y desteje más acciones. Lo que muestra el filme son 54 años de invasión y dominio de Palestina por Israel. Palestina es empujada a defender su territorio, y esto hace que aparezcan terroristas también. Así como todo israelí es un militar en potencia, la mayoría debe servir, antes de los 40, cuentan con todos, los palestinos simplemente se vuelven violentos, ser o no ser terrorista es lo de menos, es defenderse ante todo, hay mucho odio sembrado ahí. Mograbi sale intelectualizando el tema, simplemente sentado en una sala fumando y hablando directamente, pero con suma inteligencia, aunque le pone algo de ironía, que es lo de menos, la cosa va en serio. Su defensa puede ser vista como unilateral y polémica, pero sin duda tiene mucho de realidad y verdad, además muestra archivos, imágenes donde exhibe lo que se está hablando y son hechos que denotan autenticidad. El filme consta de entrevistas, ex soldados israelíes cuentan lo que han hecho en la Franja de Gaza, hay gente de diferentes décadas. Las  voces recolectadas son unánimes, Israel despliega fuerza, violencia y abuso sobre los palestinos. Se hace énfasis en el uso de palos de madera con los que se golpea hasta a niños de 8 años que son los que suelen tirar piedras a los soldados. Estos soldados israelíes deben dar el ejemplo frente a otros, temen la insurgencia, mostrar debilidad y no demoran en golpear a quienes los reten. Por el final la cosa se pone escabrosa, fea, las entrevistas se convierten en anónimas, se habla de asesinatos mandados y de arrasar con zonas de habitantes palestinos, destruirles las casas para borrar huellas, esto son solo 20 minutos, el resto es un análisis sesudo de como cree Mograbi piensa y se articula el ejército israelí en las zonas de conflicto con los palestinos. Todo es por defender a los colonos judíos y querer arrebatarles el territorio y botarlos del lugar a los palestinos. Éste deseo lleva a la policía de inteligencia israelí a hacer planes para humillar y destruir a su enemigos, a los palestinos; se ve hasta que por nada se meten en casas y despiertan y revisan hasta a los niños que miran sorprendidos. Los soldados israelíes comparten haberse llevado por su juventud, la extrema libertad de acción, el miedo a represalias ajenas a sus compatriotas y un nacionalismo exacerbado, todos han practicado algún tipo de abuso, violencia, incluso hasta intimidar a mujeres mayores como se ve en una fotografía emblemática. A la mayoría de soldados judíos que son entrevistados y dan sus confesiones de su servicio militar se les percibe cierto mea culpa, aunque minimizan su accionar deleznable por el orden de cierta guerra y de algo superior, una estructura ideológica con tentáculos en agentes especiales liderando un colectivo medio autómata, concientizado. Pero todos estos soldados declarando -que son muchos y están de principio a fin en el documental-  sienten que han sido los malos de la película, aunque mayormente aparecen tranquilos, solo uno que otro está nervioso o avergonzado. El filme maneja tres frentes, a Mograbi analizando como guía intelectual y reflexivo todo el panorama, punto por punto; a los soldados contando sus memorias, el trato que daban a los palestinos, la mayoría de soldados no son muy viejos; y con ellos imágenes de archivo de primera mano muy precisos y algunos soportes visuales explicativos como mapas. Es un filme que te dará mucha información, pero puede que alguien muy entendido no lo halle demasiado revelador, aunque oír las voces directas de los tantos soldados judíos es de suma relevancia, de que muchos no están de acuerdo con lo que viene haciendo su país. Mograbi es enfático, su análisis pone toda la carne en el asador, no le tiembla la mano para decir lo que piensa, aun yendo contra su nación. 

jueves, 4 de noviembre de 2021

Los Huesos

 


Éste trabajo chileno de animación en stop motion ganó mejor corto en el festival de Venecia 2021, le pertenece a la dupla Joaquin Cociña y Cristóbal León. La protagonista es una muchacha que recuerda a la de la película de Tim Burton, El cadáver de la novia (2005). En éste corto de 14 minutos de duración una muchacha anónima es una especie de bruja y a la vez una anfitriona de teatro de variedades. La muchacha que luce como una princesa entre autóctona y refinada, ligeramente hippie, fresca, juega a la ironía popular, que recuerda en cierta manera a Beetle Juice (1988), otra joya de Tim Burton. El corto es de terror, es macabro, y trasmite susto en la mirada de piezas corporales desmembradas y descompuestas moviéndose caóticamente o en un baile frenético, como salidas de una plancha de autopsia, aun siendo animación y lo logra sin esfuerzo, viéndose natural y en un estado relajado que hasta se ve que la bruja juega a la titiritera y permite ver un poco el mecanismo técnico del filme que astutamente lo usa como recurso visual abierto y narrativo. El filme es progresivo en la construcción que implica al mítico Frankenstein de la gran Mary Shelley, se sacan de la tierra dos cadáveres pútridos, se les pone piel, forma, cuerpo; yacen primero en pedazos, luego son cosidos y forman monstruos, seres humanos deformes, hasta finalmente ser vestidos. Todo toma cierto tiempo, no es inmediato, cada momento piensa en cuajar; son huesos, piel y ropa, los monstruos pasan por éstas tres fases y distintos bailes y teatro. La muchacha "inocentemente" domina la situación, como una demiurgo; estos dos cadáveres yacen manipulados todo el tiempo por ella, ahora resurrectos como zombies, juzgados por la tierra, esa que la muchacha moviliza como parte externa de su anatomía mutante, mágica; es la fusión simbólica con las raíces chilenas, que han venido a juzgar a estos dos cadáveres, que son los políticos chilenos Diego Portales y Jaime Guzmán. Portales es el ministro que sentó las bases del estado de Chile, en el nacimiento de Chile como nación organizada independientemente, durante comienzos del siglo XIX, y representó el poder de lo aristocrático, es decir, lejos del poder del pueblo, y si se quiere, actualizándolo, del socialismo moderno, ese más moderado y económicamente inteligente. El otro es el continuismo que representa el ministro y asesor próximo de Pinochet, Jaime Guzmán. Ambos políticos fueron asesinados y su aparición en el retrato de variedades se hace mucho más lógico de lo que uno puede creer sin perder la perspectiva de un ubicuo análisis político del actual Chile, en ésta sesión de espiritismo con toques irónicos y teatrales, pero sin ir muy lejos del terror y del arte popular. El corto hace como que fuera material descubierto de una data de comienzos del siglo XX, pero aunque Guzmán nació después es por ser también una visión de futuro, de los cambios en la realidad política y social chilena contemporánea auscultando el pasado. Ésta data así mismo simboliza estar sentando los cimientos de la animación chilena y latinoamericana, hacia una visión competitiva, internacional, de nivel y con personalidad. Es un divertimento visual, estético, con su roturas de paredes y encuentro de pasajes secretos en busca de lo oscuro, y también una pequeña declaración política empatizando con los nuevos tiempos.