El director de ésta película es el legendario Walter Hill,
director maestro del cine de acción, que tiene una obra maestra en The Driver
(1978), películas de culto como Hard Times (1975), The Warriors (1979) y Streets of Fire (1984),
y películas muy populares y entretenidas como Danko: Al rojo vivo (Red Heat, 1988)
y Encrucijada (Crossroads, 1986). Walter Hill siempre ha sido un cineasta muy
libre, por lo que sus últimas películas le son coherentes, son de acción pura y
dura sin ningún tipo de moral, difícil de digerir esto –un poco- seguro que sí,
no a todos les hará gracia ver antihéroes brutales tomándose la ley en sus
manos asesinando a diestra y siniestra sin misericordia alguna y salirse con la
suya tras frías venganzas. Claro, dirán, está matando criminales o corruptos
que le han hecho encima daño y esa gente no vale nada, pero igualmente choca
ver tanta sequedad y ligereza. Vemos como el asesino a sueldo James Bonomo (Sylvester
Stallone) en Bullet to the Head (2012) le dispara a un criminal –lo mata- tras
terminar de interrogarlo, simplemente ya no le sirve. No siempre el asesino y
protagonista guarda aun así la simpatía –en un empaque muy violento- de
Stallone, en The Assignment (2016) el antihéroe -también asesino a sueldo en
busca de venganza- que hace Michelle Rodriguez no trata de simpatizar en absoluto
con nadie, salvo que siente deseo sexual y en un único rato compasión por una pareja.
Pero The Assignment es aún más extravagante y rocambolesca de lo que uno puede
imaginar, y muy violenta y amoral también.
The Assignment trata de un asesino a sueldo llamado Frank
Kitchen, gran nombre, propio del cómic en general que Hill trata de emular de
cierta forma en la gran pantalla, utiliza algunas viñetas propias de los cómics
además, enmarcando escenas claves como cierre de capítulos. Frank Kitchen mata
por dinero y no reconoce nada más, es así de básico, pero un día tiene la mala
suerte de que haciendo un trabajo para una pequeña mafia, para el honesto John (Anthony
LaPaglia), asesina al hermano dilapidador de una cirujano plástico que opera
ilegalmente y experimenta con el cambio de sexo, con la Doctora Rachel Jane (la
genial Sigourney Weaver). Ésta mujer, un antagonista de esos poderosos que
suelen poblar el imaginario del cine de Walter Hill, quiere vengar a su
hermano, pero no lo quiere hacer de forma convencional. Para esto Sigourney
Weaver interpreta a una mujer particular, sus discursos y conversaciones son
muy prominentes (el de Edgar Allan Poe es también una declaración diáfana del cine
que hace y defiende Walter Hill), y la describen muy bien, aparte de la
magistral interpretación de Weaver, y es que Hill le saca magia a sus actores,
lo que parece pequeño lo convierte en audaz, lo mismo que hizo con Jason Momoa
como el enemigo de Stallone en Bullet to the Head, y ni que decir de la maravillosa
interpretación que extrae de Bruce Dern en The Driver (1978). Lo interesante de
sus malvados es que se mantienen pegados en gran parte a la realidad, siguen
siendo muy humanos a pesar de todo y son curiosos sin ser visualmente
exagerados. Se comportan como obsesivos y algo locos pero siempre reconocibles
en nuestra humanidad, aunque manejan su propio código de conducta.
Frank Kitchen despierta de pronto vendado sólo en un sucio
apartamento convertido en una mujer, le han practicado el cambio de sexo, es ahora
un transexual. Michelle Rodriguez a ese respecto es muy profesional y hace un buen
papel. Primero la vemos hasta con órgano masculino desnudo (interpreta a un
hombre), sin sus tetas, con barba y una nariz gruesa, luego como mujer también sin
ropa, de forma natural, descuidada en la trama. Rodriguez es una mujer bella,
pero siempre yace en papeles fuertes, y no se le hace tan difícil mantener a
Frank Kitchen debajo de su apariencia femenina, apariencia que el personaje trata
de minimizar, aunque no puede con todo lo externo. El filme nos dice que lo que
nos define es lo que llevamos dentro, Frank Kitchen aun cambiado físicamente sigue
siendo un tipo duro y crudo.
Una reacción algo curiosa -aunque nunca faltan- es que la
comunidad transexual americana se ha sentido ofendida con la película, lo cual
suena desproporcionado, el filme incluso expresa en diálogos que respetan a los
transexuales, que es sólo entretenimiento y que únicamente se debe a ello.
Tampoco por ninguna parte se ve ofensa alguna hacia esta comunidad. Frank
Kitchen no quiere ser transexual, ama a las mujeres (lo sigue haciendo con el
cambio de sexo), es un tipo violento, un macho man. La historia se fija a esto,
y nunca hace escarnio ni humor de este personaje. Que Hill algunas veces hace hablar
a sus personajes de forma bruta y tosca sí, pero se le puede justificar por
tratar de pegarse a lo real. El filme habla de convertir a Frank en transexual,
que cambie de género, para reinventar su personalidad, la película tiene su argumento. Pero el interior siempre manda. Ojo que Frank Kitchen tiene
relaciones sexuales sin problemas con el cambio de sexo.
The Assignment es una película que tiene buenas escenas de
acción, sólo que rápidas, Hill economiza la violencia, la propone potente y
descarnada pero inmediata y breve. Pero todo el filme está plagado de escenas
intensas, incluso cuando habla mucho Sigourney Weaver hay un sentido del ritmo.
Aunque no es perfecta la combinación de los tiempos ésta es ducha en general (hay
arte). El filme tiene ingenio, aunque no sea una obra de arte; es comida
rápida, pero de la que disfrutas. Presenta mucha libertad pero con noción de lo
que se está haciendo, no se trata de hacer cualquier cosa y pasarla por audaz,
aunque pueda juzgarse de irreverente. Es el placer y ligereza de un cineasta
que sabe.