Esta obra maestra del griego Theo Angelopoulos,
seguramente su obra más importante, de 4 horas de duración, recorre la historia
de Grecia desde 1939 hasta 1952, pasando por momentos claves de su historia, la
dictadura de Ioannis Metaxas (1931-1941), la guerra entre Italia y Grecia
(1940-1941), la ocupación alemana (1941-1944), la guerra civil (oficialmente de
1946 a 1949, pero empezó antes), la intervención y estadía fiscalizadora americana
e inglesa en Grecia (la ocupación inglesa con el general Ronald Scobie) y la
llegada al poder en 1952 del mariscal griego Aléxandros Papagos como primer ministro de
Grecia, habiendo comandado a la derecha, viniendo de comandar al ejercito
griego contra el ataque de Italia, país al que venció, pero Alemania lo terminó
derrotando y lo mandaron a un campo de concentración del que volvió triunfante.
Al filme se le propone desde el punto de vista de la izquierda de su país, viendo que Grecia estuvo dividida todo este tiempo, por un lado los monárquicos, por el otro el partido comunista griego, que tuvo gran repercusión con el Ejército Popular de Liberación Nacional que claudicó en 1945 con el Pacto de Varkiza donde entregaron las armas. El Ejército popular de Liberación Nacional luchó en la segunda guerra mundial de 1941 hasta 1945 contra Alemania. La derecha venció a la izquierda y quedó una sensación de yacer pospuestos y desear buscar redención.
Al filme se le propone desde el punto de vista de la izquierda de su país, viendo que Grecia estuvo dividida todo este tiempo, por un lado los monárquicos, por el otro el partido comunista griego, que tuvo gran repercusión con el Ejército Popular de Liberación Nacional que claudicó en 1945 con el Pacto de Varkiza donde entregaron las armas. El Ejército popular de Liberación Nacional luchó en la segunda guerra mundial de 1941 hasta 1945 contra Alemania. La derecha venció a la izquierda y quedó una sensación de yacer pospuestos y desear buscar redención.
Angelopoulos no solo se queda con este tremendo panorama y
manejo histórico también hace uso de la literatura griega, se basa en la
Orestíada de Esquilo, en superponerla en su trama, mostrando traiciones y
venganzas dentro de la representación de la guerra civil griega, hablándonos de
Agamenón (padre), Clitemnestra (su esposa), Aegisthus (el amante de
Clitemnestra), y Orestes y Electra (los hijos de Agamenón y Clitemnestra). Esto funciona no tan contundentemente porque
la trama tiene su propia libertad narrativa, guiada por un teatro itinerante, un
grupo de protagonistas de las vicisitudes de su época. El teatro ambulante pone
constantemente en escena la obra teatral
Golfo la pastorcilla, una historia de amor, muerte y traición, que se mezcla
con todos los componentes históricos antes mencionados.
El filme de Angelopoulos resulta arduo de comprenderlo en su
totalidad pero con todos estos datos y elementos en el conocimiento del
espectador uno queda maravillado de semejante estructura y narrativa, tan compleja
y completa. Hay que estar muy atento, en varios momentos escuchamos información
histórica, como con los altavoces de la propaganda política que hacen como de
voz en off, explicativa y contextual, aunque está inmersa en lo autodiegético. En otros momentos lo vivimos, incluso simbólicamente,
como narrativa, como cuando dos bandos luchan, unos disparan y otros corren y
cambian de lugar, en una toma fija de una calle, de izquierda salen pobladores,
luego salen de la derecha; o cuando soldados ingleses se burlan de la compañía
de teatro y empiezan a forzarlos a bailar con ellos; está también la escena
brutal de una mujer comunista violada como venganza a una acción paramilitar,
mujer que luego le habla directamente a la cámara y detalla hechos históricos,
la realidad del partido comunista; o esa escena en un bar donde mediante la
música se dan arengas contra el gobierno monárquico y luego estos reaccionan y
dan sus propias proclamas cantando. La música juega un gran papel en la
propuesta, mostrando lo popular, sea la facción que sea, hay un tono llano en
todo el filme.
El viaje de los comediantes es una obra monumental que
fascina cuando entendemos todo el alcance de su propuesta, contada en varios
niveles, con una manera próxima, bella y emotiva. La estructura de como fluyen
los tiempos -que van y vienen- es otra imponente virtud, sobre todo porque a pesar de que el filme tiene 4 horas de duración contiene pocos cortes, generando una estética más personal y una filosofía con las largas tomas. Presenta mucha originalidad y variedad
de expresión. Ganó el premio fipresci en el festival de Cannes de 1975.