martes, 21 de octubre de 2014

Gente en sitios

Comienzo advirtiendo que el presente es un filme bastante sencillo, tanto como atípico, con una filosofía detrás, y si uno no tiene paciencia para descubrimientos y entender el sentido de ésta realización, que lo tiene, mejor siga viendo las películas de Hollywood y no se enfade con los críticos que la han defendido y hasta alabado, no se hagan problemas, busquen el cine que les gusta, pero si quieren experimentar algo nuevo y que no es caótico ni vacío como a primera vista uno puede creer, pues denle una oportunidad a ésta propuesta, la que implica varios sketches, alrededor de unos 30, que tienen la temática de conjunto de tratar sobre algo que se nos escapa de las manos, una reacción que nos saca de nuestro lugar consciente, maduro o de confort, en una actitud surrealista digamos, dejándonos ir. En ese trayecto narrativo prima la ironía, pero también hay reflexión, se dice que uno debe soltarse del palo que nos limita nuestra libertad de acción, o que el hombre ha conseguido hominizarce por completo (es decir, ser un homínido) pero no ha llegado a saber humanizarse. Partiendo de ahí queda sorprenderse solamente con cada pequeño relato, los que tienen la gracia o plus de contar con actores españoles famosos del cine, como Carlos Areces, Raúl Arévalo, Antonio de la Torre, Eduard Fernández, Alberto San Juan, Santiago Segura, Tristán Ulloa, Maribel Verdú (la que proporciona a mi ver la mejor ocurrencia, en la implacable manía), entre otros.

Como es normal la profusa variedad le induce a ser una obra irrefutablemente irregular, la calidad varía en la independencia de las piezas, por lo que habrá retratos que no nos gustaran, tanto que pueden hasta parecer idiotas o insulsas algunas de las tantas breves viñetas (lo cual acotamos es relativo y hay que rascar en la superficie muchas veces para ver la luz que esconde la simplicidad, no desestimando que hay un sentir ideológico y coherente que formalmente pretende cierta espontaneidad creativa también, no habiendo un cálculo absoluto, aunque hay claramente noción de sentido), y otros que saltaran a la vista empáticamente al apreciar que son tópicos de aire particular pero obviamente reconocibles, partiendo de momentos comunes, incomodos, raros, incluso inquietantes. Mezclando pequeños dramas con comedia.  

Revisando la filmografía del director de la película, Juan Cavestany, notamos que la obra que nos aboca ahora si bien es como un grito de completa libertad artística, continuando con una especie de transformación en su quehacer de director, siendo en su estructura y en su sentido del absurdo algo revolucionaria en el séptimo arte español, llevada a cabo con un presupuesto ínfimo, y una estética austera producto de un equipo básico donde incluso se hizo uso de la luz natural (como ha declarado el cineasta), y actores que han querido colaborar con él y su trabajo por encima del pago, recuerda características de sus primeras realizaciones, como de El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo (2004) que es una comedia con el carismático Santiago Segura, donde hay cierto trazo grueso o bromas tontas de tipo comercial, sobre unos “perdedores” que no quieren madurar aun estando en los treinta, sin embargo hay un encanto que la hace sobrevivir más allá de lo primaria que es y se debe a cierto estilo seco que se da en medio de todo, o una contención de no llegar a exagerar y caer pesado, aparte de entender que se requiere de una trama y no solo de la ocurrencia (no es poca cosa, muchos lo olvidan, como se justifica en la crueldad de dejar que una chica tonta pero linda, protagonista, se acueste con un tipo aprovechado ante no tener sus lentes y creerlo otro), a un lado de su declaración de intenciones en aquella ironía del mundo interior por sobre la superficialidad. Como a su vez a Gente de mala calidad (2008) que es un costumbrismo de orden particular de la sociedad española urdido como entretenimiento cómico.  

Gente en sitios (2013) es un filme que no hay que sobrevalorarlo ni esperar de éste maravillas, pero tampoco despreciarlo, es una propuesta pequeña pero auténtica, que deja un pequeño pozo sobre la libertad y la condescendencia, tiene un mensaje, y es audaz en como lo sostiene, tantas veces. El cine tiene distintos mecanismos, y que mejor que tener algo que realmente se quiere decir, y hacer, siendo el arte un acto tan personal de desnudez y honestidad de un mundo interno o lo que lo contiene.