martes, 11 de septiembre de 2012

V/H/S

De un colectivo de nueve realizadores, David Bruckner, Glenn McQuaid, Joe Swanberg, Ti West, Adam Wingard y un grupo denominado Radio Silence, nos llega éste filme de terror muy contemporáneo y bastante fresco, compuesto por una historia central de la que derivan luego otras libres, unos jóvenes adultos alrededor más o menos de los treinta perdidos en sus travesuras de delincuencia menor que suelen filmar tienen el “trabajo” de ir a buscar un vídeo a una tenebrosa casa, una vez dentro se encuentran con que existen varias grabaciones sin poder identificarlas, inquiriendo por la que creen debe ser la cinta pedida, visionan algunas y se dan 5 espeluznantes relatos más, mientras les acaece sucesos extraños, son parte de la misma aventura que los define, promocionar vídeos extravagantes.

El tiempo está dosificado en partes equitativas y la media docena de tramas tienen independencia aunque desprendiéndose de una de ellas, empero todas llevan la característica principal que se mueven alrededor de ser vistas como si fueran grabadas por los mismos personajes, los actores son contemporáneos a los directores de los que además algunos actúan. El filme lleva un ímpetu rebelde, moderno, desenfadado; las escenas son chocantes pegadas al gore pero no gratuito sino en el momento culminante, juegan a sorprendernos y versan sobre puntos primarios como fantasmas, lugares malditos, vampiros o serial killers, pero ostentando fusión y creatividad, no son predecibles, siendo cuentos entretenidos, en el género -valga la redundancia- de la eterna juventud, del goce más sensorial, el miedo al servicio de las pasiones.

La calidad quiere ser precaria por decisión propia, sacándole la vuelta a la misma realidad, se pliega a la sensación de espontaneidad que domina el conjunto. La cámara se mueve mucho y hay que acostumbrarse, se apaga por ratos, hay cortes visibles, va a negro, hay fallas visuales, copia la noción de unos aficionados, pero entendiendo que proviene de una visión de perfecto control y exhibición justificada,  es solo una técnica ya que denota en el fondo profesión, sonando audaz ya que se desligan de errores al estar bajo el concepto de novatos; más cuando luce como un filme que parece de bajo presupuesto, los efectos especiales no son abundantes ni impresionantes pero se bastan muy bien en la imaginación puesta en práctica, las locaciones son sencillas, hotelitos, un lugar turístico a campo abierto, un bosque, los actores no son populares, son desconocidos y algunos gestos están demás o pueden ser no tan logrados pero no desentonan como para desmerecer el producto, eso sí presenta su cuota de desnudos femeninos.

En corto tiempo se hace compacto cada relato, no falta contexto aunque son finalmente simples, llegan a concebir personalidad llevando vasos comunicantes generales a pesar de la libertad que han tenido en sus respetivos espacios ya que difieren de si en cuanto a determinado aspecto de horror si bien lo físico es de lo que van (muertes explicitas de quienes descubren el mal), son un terror visceral, visual, y no presenta necesidad de ideas sofisticadas, sino van directas a la yugular, no se guardan de mostrar. Tiene de road movie, hay una infaltable noche de brujas, los acontecimientos se dan bajo los rasgos de la edad y de la aventura, buscar chicas, divertirse, viajar, veranear, acampar, es esencialmente próxima, relajada, y de ahí cada fatalidad se hace como el castigo de cualquiera, al estar con la persona o en el lugar equivocado, aunque se difiere incluso planificando el destino de otros, azar y karma se entremezclan. Cinco historias siguen el desenlace fantástico, pero se circunscriben mayormente a lo ordinario en apariencia, lo cotidiano se vuelve fatídico, habiendo solo una completamente realista.

Un filme chico, que no ganará el cariño de la crítica ni es de los que se premian con regularidad en festivales o en galas mundiales, lo mismo que pasa en general con la comedia o la acción, pero que son tres grupos cinematográficos  a los cuales todos siempre volvemos, a esa etapa más salvaje o más intima, y que es parte de ese espectador común que llevamos todos en el interior, el que busca emociones fuertes,  sobresaltos básicos, sentimientos universales, en una propuesta que no tiene más ínfulas que entretener, haciéndonos sentir que es verdaderamente infaltable de vez en cuando.