martes, 23 de agosto de 2011

El árbol de la vida

Ganadora de la palma de oro en el Festival de Cine de Cannes, dirigida por Terrence Malick, cineasta americano que en casi 40 años de labor tiene solo 5 películas dentro de su filmografía, se presenta como una obra maestra de los últimos tiempos. El relato nos remite a la familia O´Brien, principalmente sobre el hijo mayor de nombre Jack, desde que nace hasta que entra a la adolescencia. Es el verdadero personaje de la película aunque entre los integrantes del reparto estén Sean Penn y Brad Pitt, famosas estrellas de Hollywood que quedan en segundo plano como quien los ha tenido de pretexto para dar cabida a una realización donde solo cuenta el ingenio del autor y su personal visión artística, sobre todo en referencia a Penn que apenas aparece en escena interpretando a Jack en su adultez, en una mirada hacia su pasado bajo una auscultación que tiene dos lados, uno más extenso de corte realista y otro que ronda su deambular futuro bajo lo fantástico, lo introspectivo y lo onírico.

Dejando estelas de una personalidad que se asocia con un ideal bajo un estereotipo que circula predominante aunque en contadas intervenciones, Pitt ejecuta un destacado papel como el padre autoritario y perfeccionista que quiere que sus hijos sean hombres de bien y que con su disciplina férrea le crea conflictos emocionales a su primogénito que se debate entre un naciente odio y su naturaleza inocente como bondadosa propia de su niñez. Se incita en su cabeza lo sexual, los celos, la frustración, la maldad y hasta el parricidio.

No obstante Malick va más lejos en su absoluta e íntima divagación dando lugar a otra prioridad, la creación de la vida en el planeta, mediante una clase completa desarrolla toda la evolución que acaece específicamente en la tierra a partir del big bang. Puede parecer extraño ésta exhibición científica detallada pero a medida que continua el metraje del filme se muestra una metáfora con el crecimiento del niño central de la historia, cada quien puede interpretarlo a su modo, estaríamos explayándonos inconvenientemente al describir un cúmulo de pensamientos al respecto, pero se ha de decir que brinda mucha materia que hace posible varias conclusiones pero como da para abundantes lecturas es mejor dejar en libertad al espectador. Cada quien debe encontrar desde sus perspectivas las similitudes que se nos presentan. Jack hace una reflexión sobre su existencia, asume su tiempo pretérito como quien acepta un pase inevitable y enriquecedor a pesar de las dificultades. Al final la película se torna mística, con la naturaleza y la humanidad, con quienes han sido parte de nuestro mundo. Es la paz y el amor que viene a rodearnos en medio de la luz.

La cinta toma forma por su último desarrollo que nos permite entender el tratamiento que le ha dado el director que al inicio pareciera tener entre manos un despropósito que termina dejando de ser críptico para producir una sensación de compenetración visual y mental, en la trama sencilla del hijo sufriendo el rigor del progenitor y tratando de entender sus sentimientos, dominarlos y asumirlos para comprenderse está la vida misma en el planeta, su grandeza, su inconmensurable virtud y su inexplicable curso, su malestar, su idiosincrasia, sus secretos. Como quien asiente con la cabeza resignadamente, quieto y permisivo. Es un cúmulo de emociones en el reflejo de una pintura.

Definitivamente es una película atípica pero a pesar de un cierto semblante de aspecto oscuro permite su desciframiento en libre opción. Te deja una sensación de satisfacción por el arte de contar algo de forma original, emotiva y profundamente pero esto no deja de ser subjetivo, será definitivamente una cinta de culto más que una obra masiva, sin embargo la atmósfera que vive la familia parece tan común y tan humana que la identificación con el producto no suena descabellado aún en medio de un clima desasosegante por causa del deseo analítico más que de su estilo que se manifiesta sosegado en el aspecto de la cosmología, de la biología o de la geología y nunca totalmente transparente porque siempre quedara cierto misterio dentro de la apertura, pero no cabe duda que la cinta busca producir respuestas que nazcan en nuestra propia motivación. Luce como la cátedra que aspira el diálogo continuo, sin embargo la película tiene que terminar dejando libre la luz de la sabiduría, de la vida misma.