jueves, 30 de junio de 2011

Biutiful

Dirigida por el director mexicano Alejandro González Iñárritu, fue nominada a mejor película en lengua no inglesa en los Oscar 2011. Nos relata la historia de Uxbal, en el magnífico actor español Javier Bardem. Su personaje está sumergido en el infierno de los problemas como tener un cáncer que en estado terminal lo hace orinar sangre, quedándole solo dos meses de vida, para ello tiene que organizar el futuro de su dos hijos pequeños pero todo se presenta caótico, suele pensar que seguirá viviendo y trata de no aceptarlo. No se ve a un hombre que sufre mucho sino a un tipo valiente que enfrenta la situación, no sé si será un acierto pero permite que veamos tanta debacle con mayor paciencia si bien el exceso suele afectar un poco nuestra asunción de la realidad expuesta.

Uxbal trabaja en una funeraria, es médium, ayuda a encontrar vivienda y trabajo informal a los inmigrantes africanos y asiáticos indocumentados. Con estos últimos, aunque algún socio suyo los maltrata y explota, él siente compasión por ellos y trata de compensarlos. Por ejemplo, ayuda a una mujer de color que tiene a su pareja en la cárcel llevándola con su hijo a su hogar y antes emplea de nana a una jovencita oriental. Dentro de su mundo puesto al revés su mujer es promiscua y adicta a las drogas, están separados pero suelen encontrarse; ella es depresiva e irregular, no es buen modelo para sus vástagos por ello no confía Uxbal en su persona a pesar de que aún la quiere y busca su mejoría.

Hay una escena que arranca y termina el filme que es una premonición de la propia muerte de Uxbal, un sueño anticipado de su final en el que conversa con su abuelo de mozuelo sobre un búho muerto y del sonido del viento, mientras en la cama dialoga con una mujer a la que solo se descubre con cierta sorpresa en el cierre de la cinta ya que es una escena dulce e inocente, a la que le regala una joya cara recuerdo de su madre. Es como ver la felicidad en medio del horror.

Iñárritu es duro con su exhibición del sufrimiento humano sumiendo al espectador en una realización que repite un drama tras otro, pero lo hace con un aire frío y seco. Uxbal se choca contra la misma piedra una y otra vez. No solo es pobre sino confiado como cuando le da su dinero a la mujer de color que cuida a sus muchachos. Asume riesgos por otros, como al encarar al policía corrupto que permite a los inmigrantes vender en las calles. Es algo ignorante cuando habla con la curandera y ésta le regala piedras para la suerte. Es cariñoso con su esposa aún a la distancia y trata de sobrellevarla soportando su personalidad disoluta e irresponsable. En resumidas cuentas es un ser libre de odio y frustración a pesar de que su contexto es el peor.

Por momentos el personaje por el guion y las circunstancias se hace poco creíble, solo se salva –aunque decirlo sea ya un lugar común en la crítica de ésta película- por la actuación de un Bardem estupendo, solo él recupera la verosimilitud del ser humano. Iñárritu es disperso con los elementos de su obra pero bajo una misma temática de propensión a la derrota lo cual proporciona una cohesión en la variedad de casos; acumula catástrofes a manera de currículo del dolor, por eso no necesita ahondar en una de sus aristas enseñadas sino en el todo. Mantiene un sentido de auscultación leve. Mientras sigue andando. Suele ser parejo en su trayecto argumental por lo que no desencadena resultados sino sigue su línea de lamentos sin gritos, en el silencio y la inercia, en el aceptar del destino o quizás peor en la simpleza del pensamiento.

También busca sacar provecho de un lado sórdido y en otros casos efectista, una mujer desnuda alcoholizada jugando sobre un tipo mientras bebe vino y escucha música a todo volumen, el estado terminal visto sosegadamente por un hombre sin recursos, dos homosexuales besándose y tocándose la entrepierna, inmigrantes de color golpeados violentamente con palos por policías, la lista sigue. No es que no se deban usar esas imágenes o narraciones porque entonces que contamos sino que no agregan significación relevante sino se vuelven mero espectáculo sin valor aún queriendo ser existencial a toda prueba y ese es el problema, se pretende demasiado ese ambiente, se hace notorio aunque Uxbal sea firme, dando la impresión de un método y el drama no cala demasiado, juega con nuestros sentimientos. 

Tampoco es que Iñarritu sea un director malo, nada de eso, tiene mucho oficio pero ha debido de reforzar una idea principal, no dejar el conjunto en tanta vaguedad. Se disfruta la cinta pero no deja algo sólido en la mente que no sea un Uxbal en el abismo sin que casi se percate él de ello. A fin de cuentas Iñarritu sabe lo que hace sino que queremos más de él, que pula su arte y finalmente maneje sus herramientas y estructuras, que no se queden en solo eso, que se mueva hacia un nuevo camino dándose más tiempo para hacer un guion con una historia que se sienta más “verdadera”.