martes, 31 de mayo de 2011

Las diabólicas (Les diaboliques)

Realizada en 1955 por el director francés Henri-Georges Clouzot, trae la fina capa de un terror más sutil y paciente que el que se hace hoy en día. La historia nos ubica en una escuela e internado de niños perteneciente a la pareja Delassalle. El principal y esposo, Michel (Paul Meurisse), es un hombre déspota y maltratador, especialmente con su mujer, Christina, la actriz Véra Clouzot de nacionalidad brasilera que estaba casada con el cineasta de éste filme y la que murió a los 46 años de edad producto de un ataque cardíaco dejando sólo tres actuaciones en toda su carrera. Su personaje es la que realmente ostenta el dinero que ha invertido en la unidad escolar en la que labora de maestra siendo muy querida por los pequeños. No obstante su marido es quien lo aprovecha luego de que fuera un pobre diablo que mejoró su condición social desde hace ocho años cuando se unió en matrimonio con Christina a la cual ultraja constantemente y hasta llega a poseerla como si fuera un objeto. También para colmo él tiene una amante a vista y paciencia de su cónyuge hasta sacárselo en la cara frente a ésta, la profesora Nicole Horner (Simone Signoret) que tiene un cariz cínico y descarado.

En el inicio de la película se nos describe la personalidad de Michel que compra vino barato para sus empleados y da comida rancia a los alumnos, suele avergonzar a su esposa en público e incluso no solo abusa de su persona emocional sino físicamente llegando a prodigar su infidelidad por toda la institución. Tanto Christina como Nicole extrañamente son amigas aún compartiendo el mismo hombre y los descaros de su mano que puede ser la razón de esa cercanía. La primera es débil, cándida y dócil; la segunda es enérgica, decidida y osada. Nicole logra convencer a Christina de matar a Michel; para hacerlo idea un plan perfecto que conlleva atraerlo a un apartamento fuera de la ciudad y sedarlo con una bebida para luego eliminarlo. Lo llevan a cabo con algunas dificultades pero lo logran, drogándolo y ahogándolo en la bañera; esto sucede no muy avanzada la película y es alrededor de éste incidente que girará el relato.

Más tarde sucede lo inexplicable. Al lanzar el cuerpo de Michel a la piscina sucia del colegio, al esperar bajo bastante tensión que se encuentren sus restos, incluso cuando los niños juegan cerca del agua hasta sumergirse en ella y terminan pidiéndole a un trabajador que desagüe el estanque en busca de unas llaves, se dan con que ya no está en ese lugar, ha desaparecido sin dejar rastro. Desde aquí empieza el misterio y el desarrollo del concepto de la cinta.

Ésta es una película con mucho dramatismo e histrionismo. Presenciamos la lucha entre Nicole y Christina bajo emociones de culpabilidad y miedo sacándose en cara la presión y participación mayor de la amante como la colaboración de la otra y el mutuo ataque dividiéndose la responsabilidad mientras desatan conjeturas y viven al filo de la navaja. Se da una persecución por saber dónde se halla el cadáver, por parte de Christina que se ve más afectada y más decidida a resolver el caso. Surge la intervención de un viejo sabueso, Alfred Fichet (Charles Vanel), que investiga a costa de recibir un sueldo de tener éxito con el paradero del desaparecido, siendo contratado sin querer por la dama Delassalle.

A la narración se le van agregando elementos que incrementan el enigma como la incertidumbre. Se dejan pequeños rastros como que hay un fantasma rondando o crece la duda de si lo han matado verdaderamente para lo que ellas mismas se convencen de que en efecto lo han hecho y toman las rarezas como sucesos que buscan desentrañar vehementemente.

La carga de preocupación la absorbe gravemente Christina, que cae enferma actuando muy desequilibrada por el asunto que la envuelve. Nicole es más fría y se mantiene al margen apoyando a su compañera que está tan desesperada que hasta quiere confesar el crimen. Para colmo, como para volverse loco, un niño dice haber visto al director recientemente, pero nadie le cree y lo castigan. Sin embargo al tomarse la foto general del alumnado y el profesorado juntos aparece en el reflejo de una ventana el rostro de Michel. Christina se quiebra, sumida en el pánico y en el remordimiento.

La trama se maneja con efectividad durante las casi dos horas de duración, con esa calma y exhibición controlada y metódica propia de los clásicos. La expresividad de ambas mujeres son bien desplegadas, sobre todo por el lado de Christina que lleva todo el peso de la historia. Su sufrimiento y su embrollo la dibujan con un realismo sólido. El desenlace cumple con ser atractivo y cierra el círculo con ingenio. ¿Al final el niño sigue mintiendo o es que continúa diciendo la verdad? ¿Qué es lo que ve o es sólo un invento?